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Porque si él no quiere venir a ayudarnos en el término de cinco días, tiene poder para protegernos cuando él quiera o para destruirnos ante nuestros enemigos. (Judit 8, 15)
¡Tu nombre es ‘Señor’! Quebranta su fuerza con tu poder, aplasta su poderío con tu ira, porque se han propuesto profanar tu Santuario, manchar la Morada donde habita la Gloria de tu Nombre, y derribar tu altar a golpes de hierro. (Judit 9, 8)
¡Que toda tu nación y cada una de sus tribus reconozcan que tú eres Dios, el Dios de toda fuerza y de todo poder, y que no hay otro protector fuera de ti para la estirpe de Israel!". (Judit 9, 14)
¡Por la vida de Nabucodonosor, rey de toda la tierra, y por el poder de él, que te envió para poner en orden a todos los vivientes! Gracias a ti, no sólo lo sirven los hombres, sino que también, gracias a tu fuerza, las fieras, el ganado y las aves del cielo vivirán sometidos a Nabucodonosor y a toda su dinastía. (Judit 11, 7)
Judit gritó desde lejos a los guardias de las puertas: "¡Abran, abran las puertas! Dios, nuestro Dios, está con nosotros para manifestar todavía su fuerza en Israel y su poder contra nuestros enemigos, como lo ha hecho hoy". (Judit 13, 11)
Todos acudieron rápidamente, desde el más pequeño hasta el más grande, porque les parecía increíble que hubiera vuelto. Abrieron las puertas para recibirlas, encendieron una hoguera para poder ver y se agolparon alrededor de ellas. (Judit 13, 13)
Nunca olvidarán los hombres la confianza que has demostrado y siempre recordarán el poder de Dios. (Judit 13, 19)
Cantaré a mi Dios un canto nuevo: ¡Señor, tú eres grande y glorioso, admirable por tu poder e invencible! (Judit 16, 13)
Aunque estoy al frente de numerosas naciones y soy el soberano de todo el mundo habitado, sin dejarme llevar por la arrogancia que da el poder, sino gobernando siempre con benevolencia y moderación he tratado de asegurar continuamente a mis súbditos una vida sin inquietudes, de convertir el reino en un lugar civilizado y transitable hasta sus últimos confines, y de hacer que reflorezca la paz tan ansiada por todos los hombres. (Ester 13, 2)
"Señor, Señor, Rey todopoderoso, todo está sometido a tu poder y no hay nadie que pueda oponerse a ti, si tú quieres salvar a Israel. (Ester 13, 9)
¡Dios, que tienes poder sobre todos, oye la voz de los desesperados: líbranos de las manos de los perversos y líbrame a mí de todo temor!". (Ester 14, 19)
Pero él no fue capaz de moderar su soberbia, e intentó arrebatarnos el poder y la vida. (Ester 16, 12)
