Fundar 279 Resultados para: plenitud de alegría

  • El rey sintió una gran alegría a causa de Daniel, y ordenó que lo sacaran del foso. Daniel fue sacado del foso, y no se le encontró ni un rasguño, porque había confiado en su Dios. (Daniel 6, 24)

  • Haré cesar toda su alegría, sus fiestas, sus novilunios, sus sábados y todas sus solemnidades. (Oseas 2, 13)

  • ¿No ha sido retirado el alimento delante de nuestros ojos, y también el gozo y la alegría, de la Casa de nuestro Dios? (Joel 1, 16)

  • Has traspasado con tus flechas la cabeza de sus jefes, que se lanzaban tempestuosamente para destrozarme, entre gritos de alegría, como quien devora a un pobre ocultamente. (Habacuc 3, 14)

  • ¡Grita de alegría, hija de Sión! ¡Aclama, Israel! ¡Alégrate y regocíjate de todo corazón, hija de Jerusalén! (Sofonías 3, 14)

  • ¡El Señor, tu Dios, está en medio de ti, es un guerrero victorioso! Él exulta de alegría a causa de ti, te renueva con su amor y lanza por ti gritos de alegría, (Sofonías 3, 17)

  • "Así habla el Señor de los ejércitos: El ayuno del cuarto, del quinto, del séptimo y el décimo mes se convertirán para la casa de Judá en alegría, en gozo y en hermosas solemnidades. ¡Pero amen la verdad y la paz!". (Zacarías 8, 19)

  • Cuando vieron la estrella se llenaron de alegría, (Mateo 2, 10)

  • El que la recibe en terreno pedregoso es el hombre que, al escuchar la Palabra, la acepta en seguida con alegría, (Mateo 13, 20)

  • El Reino de los Cielos se parece a un tesoro escondido en un campo; un hombre lo encuentra, lo vuelve a esconder, y lleno de alegría, vende todo lo que posee y compra el campo. (Mateo 13, 44)

  • Las mujeres, atemorizadas pero llenas de alegría, se alejaron rápidamente del sepulcro y corrieron a dar la noticia a los discípulos. (Mateo 28, 8)

  • Igualmente, los que reciben la semilla en terreno rocoso son los que, al escuchar la Palabra, la acogen en seguida con alegría; (Marcos 4, 16)


“Pobres e desafortunadas as almas que se envolvem no turbilhão de preocupações deste mundo. Quanto mais amam o mundo, mais suas paixões crescem, mais queimam de desejos, mais se tornam incapazes de atingir seus objetivos. E vêm, então, as inquietações, as impaciências e terríveis sofrimentos profundos, pois seus corações não palpitam com a caridade e o amor. Rezemos por essas almas desafortunadas e miseráveis, para que Jesus, em Sua infinita misericórdia, possa perdoá-las e conduzi-las a Ele.” São Padre Pio de Pietrelcina