Fundar 751 Resultados para: palabra

  • La mujer dijo entonces a Elías: "Ahora sí reconozco que tú eres un hombre de Dios y que la palabra del Señor está verdaderamente en tu boca". (I Reyes 17, 24)

  • Mucho tiempo después, al tercer año, la palabra del Señor llegó a Elías, en estos términos: "Ve a presentarte a Ajab, y yo enviaré lluvia a la superficie del suelo". (I Reyes 18, 1)

  • Elías se acercó a todo el pueblo y dijo: "¿Hasta cuándo van a andar rengueando de las dos piernas? Si el Señor es Dios, síganlo; si es Baal, síganlo a él". Pero el pueblo no le respondió ni una palabra. (I Reyes 18, 21)

  • tomó doce piedras, conforme al número de los hijos de Jacob, a quien el Señor había dirigido su palabra, diciéndole: "Te llamarás Israel", (I Reyes 18, 31)

  • Allí, entró en la gruta y pasó la noche. Entonces le fue dirigida la palabra del Señor. (I Reyes 19, 9)

  • Apenas oyó esta palabra, Ben Hadad, que estaba bebiendo con los reyes en las tiendas de campaña, ordenó a sus servidores: "¡A sus puestos!". Y ellos tomaron posiciones frente a la ciudad. (I Reyes 20, 12)

  • Los hombres vieron en esto un buen augurio, y se apresuraron a tomarle la palabra, diciendo: "¡Ben Hadad es tu hermano!". El rey añadió: "Vayan a buscarlo". Entonces salió Ben Hadad y él lo hizo subir a su propio carro. (I Reyes 20, 33)

  • Entonces la palabra del Señor llegó a Elías, el tisbita, en estos términos: (I Reyes 21, 17)

  • Entonces la palabra del Señor llegó a Elías, el tisbita, en estos términos: (I Reyes 21, 28)

  • Pero añadió: "Consulta primero la palabra del Señor". (I Reyes 22, 5)

  • Miqueas siguió diciendo: "Por eso, escucha la palabra del Señor: Yo vi al Señor sentado en su trono, y todo el Ejército de los cielos estaba de pie junto a él, a derecha e izquierda. (I Reyes 22, 19)

  • Y cuando lavaron el carro en el estanque de Samaría, los perros lamieron su sangre y las prostitutas se bañaron en ella, conforme a la palabra que había dicho el Señor. (I Reyes 22, 38)


“A divina bondade não só não rejeita as almas arrependidas, como também vai em busca das almas teimosas”. São Padre Pio de Pietrelcina