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  • y enviarles a Timoteo, hermano nuestro y colaborador de Dios en el anuncio de la Buena Noticia de Cristo. Lo hicimos para afianzarlos y confortarlos en la fe, (I Tesalonicenses 3, 2)

  • Por eso, no pudiendo soportar más, les envié a Timoteo para que me informara acerca de la fe de ustedes, temiendo que el Tentador los hubiera puesto a prueba y todo nuestro trabajo hubiera resultado estéril. (I Tesalonicenses 3, 5)

  • ¿Cómo podremos dar gracias a Dios por ustedes, por todo el gozo que nos hacen sentir en la presencia de nuestro Dios? (I Tesalonicenses 3, 9)

  • Que el mismo Dios, nuestro Padre, y nuestro Señor Jesucristo, nos allanen el camino para ir allí. (I Tesalonicenses 3, 11)

  • Que él fortalezca sus corazones en la santidad y los haga irreprochables delante de Dios, nuestro Padre, el Día de la Venida del Señor Jesús con todos sus santos. Amén. (I Tesalonicenses 3, 13)

  • Porque Dios no nos destinó para la ira, sino para adquirir la salvación por nuestro Señor Jesucristo, (I Tesalonicenses 5, 9)

  • Que el Dios de la paz los santifique plenamente, para que ustedes se conserven irreprochables en todo su ser -espíritu, alma y cuerpo- hasta la Venida de nuestro Señor Jesucristo. (I Tesalonicenses 5, 23)

  • La gracia de nuestro Señor Jesucristo esté con ustedes. (I Tesalonicenses 5, 28)

  • Pablo, Silvano y Timoteo saludan a la Iglesia de Tesalónica, que está unida a Dios, nuestro Padre y al Señor Jesucristo. (II Tesalonicenses 1, 1)

  • Llegue a ustedes la gracia y la paz que proceden de Dios, nuestro Padre, y del Señor Jesucristo. (II Tesalonicenses 1, 2)

  • en medio de un fuego ardiente. Entonces él hará justicia con aquellos que no reconocen a Dios y no obedecen al Evangelio de nuestro Señor Jesús. (II Tesalonicenses 1, 8)

  • cuando él venga aquel Día para ser glorificado en sus santos y admirado por todos los que hayan creído. ¡Y ustedes han creído en nuestro testimonio! (II Tesalonicenses 1, 10)


Uma filha espiritual perguntou a Padre Pio: “O Senhor cura tantas pessoas, por que não cura esta sua filha espiritual?” Padre Pio respondeu-lhe em voz baixa: “E não nos oferecemos a Deus?” São Padre Pio de Pietrelcina