Fundar 54 Resultados para: la historia de la torre de babel

  • Convoquen a los arqueros contra Babel, a todos los que tensan el arco; acampen contra ella, a su alrededor, que no escape ni uno solo. ¡Retribúyanle conforme a sus obras, trátenla según lo que ella hizo, porque ha sido arrogante con el Señor, con el Santo de Israel! (Jeremías 50, 29)

  • Pero su redentor es fuerte, su nombre es Señor de los ejércitos: él si que defenderá su causa para dar tranquilidad a la tierra y hacer temblar a los habitantes de Babel. (Jeremías 50, 34)

  • ¡Una espada contra los caldeos -oráculo del Señor- y sobre los habitantes de Babel, sobre sus príncipes y sus sabios! (Jeremías 50, 35)

  • ¡Levanten un estandarte contra los muros de Babilonia, refuercen la guardia, aposten centinelas, tiendan emboscadas! Porque el Señor decidió llevar a cabo lo que dijo contra los habitantes de Babel. (Jeremías 51, 12)

  • La tierra tiembla y se sacude, porque se cumple contra Babel el proyecto del Señor de reducir su país a una devastación sin habitantes. (Jeremías 51, 29)

  • ¡Que la violencia hecha a mi carne caiga sobre Babel!, dice la que habita en Sión. ¡Caiga mi sangre sobre los habitantes de Caldea!, dice Jerusalén. (Jeremías 51, 35)

  • Babel será un montón de escombros, una guarida de chacales, una devastación y un motivo de estupor, un lugar deshabitado. (Jeremías 51, 37)

  • El mar subió contra Babel, la cubrió el tumulto de sus olas. (Jeremías 51, 42)

  • Yo castigaré a Bel en Babel, sacaré de su boca lo que se tragó; las naciones no afluirán más hacia él, y hasta el muro de Babilonia caerá. (Jeremías 51, 44)

  • Aunque Babel se eleve hasta el cielo y haga inaccesible su alta fortaleza, le llegarán devastadores de parte mía -oráculo del Señor-. (Jeremías 51, 53)

  • y cuando los ancianos contaron su historia, los servidores quedaron desconcertados, porque jamás se había dicho nada semejante de Susana. (Daniel 13, 27)

  • Y tú, Torre del Rebaño, Altura de la hija de Sión, a ti llegará otra vez la antigua soberanía, la realeza de la hija de Jerusalén. (Miqueas 4, 8)


Como distinguir uma tentação de um pecado e como estar certo de que não se pecou? – perguntou um penitente. Padre Pio sorriu e respondeu: “Como se distingue um burro de um homem? O burro tem de ser conduzido; o homem conduz a si mesmo!” São Padre Pio de Pietrelcina