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  • Entonces Abimélec llamó a Abraham y le dijo: "¿Qué nos has hecho? ¿En qué te he ofendido, para que nos expusieras, a mí y a mi reino, a cometer un pecado tan grave? Tú has hecho conmigo lo que no se debe". (Génesis 20, 9)

  • Abraham circuncidó a su hijo Isaac a los ocho días, como Dios se lo había ordenado. (Génesis 21, 4)

  • Dios escuchó la voz del niño, y el Ángel de Dios llamó a Agar desde el cielo: "¿Qué te pasa, Agar?", le dijo. "No temas, porque Dios ha oído la voz del niño que está ahí. (Génesis 21, 17)

  • Pero Abraham presentó una queja a Abimélec, a causa de un pozo que los servidores de Abimélec habían tomado por la fuerza. (Génesis 21, 25)

  • A la madrugada del día siguiente, Abraham ensilló su asno, tomó consigo a dos de sus servidores y a su hijo Isaac, y después de cortar la leña para el holocausto, se dirigió hacia el lugar que Dios le había indicado. (Génesis 22, 3)

  • y dijo a sus servidores: "Quédense aquí con el asno, mientras yo y el muchacho seguimos adelante. Daremos culto a Dios, y después volveremos a reunirnos con ustedes". (Génesis 22, 5)

  • y por tu descendencia se bendecirán todas las naciones de la tierra, ya que has obedecido mi voz". (Génesis 22, 18)

  • Abraham regresó a donde estaban sus servidores. Todos juntos se fueron a Berseba, y Abraham residió allí. (Génesis 22, 19)

  • Abraham ya era un anciano de edad avanzada, y el Señor lo había bendecido en todo. (Génesis 24, 1)

  • Entonces dijo al servidor más antiguo de su casa, el que le administraba todos los bienes: "Coloca tu mano debajo de mi muslo, (Génesis 24, 2)

  • El servidor le dijo: "Si la mujer no quiere venir conmigo a esta tierra, ¿debo hacer que tu hijo regrese al país de donde saliste?". (Génesis 24, 5)

  • El servidor puso su mano debajo del muslo de Abraham, su señor, y le prestó juramento respecto de lo que habían hablado. (Génesis 24, 9)


“Não nos preocupemos quando Deus põe à prova a nossa fidelidade. Confiemo-nos à Sua vontade; é o que podemos fazer. Deus nos libertará, consolará e enorajará.” São Padre Pio de Pietrelcina