Fundar 40 Resultados para: fuiste

  • Ganarás el pan con el sudor de tu frente, hasta que vuelvas a la tierra, de donde fuiste sacado. ¡Porque eres polvo y al polvo volverás!." (Génesis 3, 19)

  • Recuerda que fuiste esclavo en Egipto, y que el Señor te hizo salir de allí con el poder de su mano y la fuerza de su brazo. Por eso el Señor, tu Dios, te manda celebrar el día sábado. (Deuteronomio 5, 15)

  • Él es tu gloria y tu Dios, y él realizó en tu favor esas tremendas hazañas de que fuiste testigo. (Deuteronomio 10, 21)

  • Recuerda que tú fuiste esclavo en Egipto y que el Señor, tu Dios, te rescató. Por eso ahora te doy esta orden. (Deuteronomio 15, 15)

  • Recuerda que fuiste esclavo en Egipto y observa fielmente estas prescripciones. (Deuteronomio 16, 12)

  • En cambio, no consideres abominable al edomita, porque es tu hermano, ni tampoco al egipcio, porque tú fuiste huésped en su país. (Deuteronomio 23, 8)

  • Recuerda que fuiste esclavo en Egipto y que el Señor, tu Dios, te rescató de allí. Por eso te ordeno obrar de esta manera. (Deuteronomio 24, 18)

  • Acuérdate siempre que fuiste esclavo en Egipto. Por eso te ordeno obrar de esta manera. (Deuteronomio 24, 22)

  • La gente de Efraím dijo a Gedeón: "¿Qué nos has hecho? ¿Por qué no nos llamaste cuando fuiste a combatir contra Madián?". Y se lo reprocharon violentamente. (Jueces 8, 1)

  • Los hombres de Efraím se reunieron, cruzaron el Jordán en dirección a Safón, y dijeron a Jefté: "¿Por qué fuiste a combatir contra los amonitas y no nos llamaste para que fuéramos contigo? Ahora vamos a prenderle fuego a tu casa contigo adentro". (Jueces 12, 1)

  • Estuve contigo dondequiera que fuiste y exterminé a todos tus enemigos delante de ti. Yo haré que tu nombre sea tan grande como el de los grandes de la tierra. (II Samuel 7, 9)

  • Estuve contigo dondequiera que fuiste y exterminé a todos tus enemigos delante de ti. Yo haré que tu nombre sea tan grande como el de los grandes de la tierra. (I Crónicas 17, 8)


“Pobres e desafortunadas as almas que se envolvem no turbilhão de preocupações deste mundo. Quanto mais amam o mundo, mais suas paixões crescem, mais queimam de desejos, mais se tornam incapazes de atingir seus objetivos. E vêm, então, as inquietações, as impaciências e terríveis sofrimentos profundos, pois seus corações não palpitam com a caridade e o amor. Rezemos por essas almas desafortunadas e miseráveis, para que Jesus, em Sua infinita misericórdia, possa perdoá-las e conduzi-las a Ele.” São Padre Pio de Pietrelcina