Fundar 268 Resultados para: falsos profetas

  • Pero ustedes hicieron beber vino a los nazireos y ordenaron a los profetas: "¡No profeticen!". (Amós 2, 12)

  • Porque el Señor no hace nada sin revelar su secreto a sus servidores los profetas. (Amós 3, 7)

  • Amós respondió a Amasías: "Yo no soy profeta, ni hijo de profetas, sino pastor y cultivador de sicómoros; (Amós 7, 14)

  • Así habla el Señor contra los profetas que extravían a mi pueblo: Cuando sus dientes tienen algo que morder, ellos gritan: "¡Paz!". Pero al que no les llena la boca, le declaran la guerra santa. (Miqueas 3, 5)

  • Por eso, ustedes tendrán noches sin visiones, y tinieblas en vez de presagios. El sol se ocultará para los profetas y el día se les oscurecerá. (Miqueas 3, 6)

  • Sus jueces juzgan por regalos, sus sacerdotes instruyen por un sueldo, sus profetas adivinan por dinero, y todavía se apoyan en el Señor, diciendo: "¿No está el Señor en medio de nosotros? ¡No nos puede pasar nada malo!". (Miqueas 3, 11)

  • sus profetas son fanfarrones, hombres traicioneros; sus sacerdotes han profanado las cosas santas y han violado la Ley. (Sofonías 3, 4)

  • No sean como sus padres, a quienes los antiguos profetas interpelaron, diciendo: Así habla el Señor de los ejércitos: Vuelvan de sus malos caminos y de sus malas acciones. Pero ellos no escucharon, ni me prestaron atención -oráculo del Señor-. (Zacarías 1, 4)

  • ¿Dónde están sus padres? Y los profetas ¿viven para siempre? (Zacarías 1, 5)

  • Pero mis palabras y mis decretos, que yo había ordenado a mis servidores los profetas, ¿acaso no alcanzaron a sus padres? Por eso, ellos se convirtieron y dijeron: "El Señor de los ejércitos nos ha tratado según nuestros caminos y nuestras acciones, como había resuelto hacerlo". (Zacarías 1, 6)

  • y preguntar a los sacerdotes de la Casa del Señor de los ejércitos y a los profetas: "¿Debo seguir llorando e imponiéndome privaciones en el quinto mes, como lo he hecho durante tantos años?". (Zacarías 7, 3)

  • ¿No son estas las palabras que proclamó el Señor por intermedio de los antiguos profetas, cuando Jerusalén estaba habitada y tranquila, rodeada de sus ciudades, y estaban poblados el Négueb y la Sefelá? (Zacarías 7, 7)


“A divina bondade não só não rejeita as almas arrependidas, como também vai em busca das almas teimosas”. São Padre Pio de Pietrelcina