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Pero Moisés replicó: "¿Por qué están transgrediendo la orden del Señor? Eso no va a dar buen resultado. (Números 14, 41)
Los primogénitos del ganado mayor y menor no podrán ser rescatados porque están consagrados. Por eso, derramarás su sangre contra el altar y harás arder su grasa como una ofrenda que se quema con aroma agradable al Señor. (Números 18, 17)
Pero Dios se manifestó a Balaam y le dijo: "¿Quiénes son esos hombres que están contigo?". (Números 22, 9)
y le dijeron: "Hemos hecho el recuento de los soldados que están a nuestras órdenes y no falta ni uno solo. (Números 31, 49)
¿Adónde iremos? Nuestros hermanos nos dejaron sin aliento, cuando nos dijeron: ‘Son gente más grande y más alta que nosotros; las ciudades son enormes y están provistas de murallas que se elevan hasta el cielo. Allí vimos también a los anaquitas’". (Deuteronomio 1, 28)
A partir de este momento, haré que el pánico y el terror se apoderen de todos los pueblos que están bajo el cielo: el que oiga hablar de ti, temblará y se estremecerá de espanto". (Deuteronomio 2, 25)
Y cuando levantes los ojos hacia el cielo y veas el sol, la luna, las estrellas y todo el Ejército de los cielos, no te dejes seducir ni te postres para rendirles culto. Porque ellos son la parte que el Señor, tu Dios, ha dado a todos los pueblos que están bajo el cielo. (Deuteronomio 4, 19)
No vayan detrás de otros dioses, de los dioses de los pueblos que están alrededor de ustedes. (Deuteronomio 6, 14)
Ustedes, por su parte, prendan fuego a las estatuas de sus dioses. Y no codicies la plata y el oro de que están recubiertas, ni te quedes con ellos, para no caer en una trampa. Porque eso es una abominación para el Señor, tu Dios. (Deuteronomio 7, 25)
yo me di vuelta, bajé de la montaña y deposité las tablas en el arca que había construido. Allí están todavía, como el Señor me lo ordenó. (Deuteronomio 10, 5)
-los dioses de los pueblos próximos o lejanos que están a tu alrededor, de un extremo al otro de la tierra- (Deuteronomio 13, 8)
Entonces vendrá a comer el levita, ya que él no tiene posesión ni herencia contigo; y lo mismo harán el extranjero, el huérfano y la viuda que están en tus ciudades, hasta quedar saciados. Así el Señor te bendecirá en todas tus empresas. (Deuteronomio 14, 29)