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  • Luego me llevó hacia el atrio interior de la Casa del Señor, y vi que a la entrada del Templo del Señor, entre el vestíbulo y el altar, había unos veinticinco hombres, dando la espalda al Templo del Señor, y con sus rostros vueltos hacia el oriente; y ellos se postraban hacia el oriente, delante del sol. (Ezequiel 8, 16)

  • Al salir, los querubines desplegaron sus alas y se elevaron del suelo, ante mis propios ojos, y las ruedas lo hicieron al mismo tiempo. Ellos se detuvieron a la entrada de la puerta oriental de la Casa del Señor, y la gloria del Dios de Israel estaba sobre ellos, en lo alto. (Ezequiel 10, 19)

  • Un espíritu me levantó y me llevó a la puerta oriental de la Casa del Señor, la que da hacia el oriente, y vi que a la entrada de la puerta había veinticinco hombres. En medio de ellos divisé a Iazanías, hijo de Azur, y a Pelatías, hijo de Benaías, jefes del pueblo. (Ezequiel 11, 1)

  • A la entrada de todos los caminos edificaste un montículo, hiciste de tu hermosura una cosa abominable y entregaste tu cuerpo a todo el que pasaba, multiplicando tus prostituciones. (Ezequiel 16, 25)

  • Cuando tú edificabas una colina a la entrada de todos los caminos, y levantabas un montículo en todas las plazas, no eras como la prostituta que busca un salario. (Ezequiel 16, 31)

  • Y tú, hijo de hombre, traza dos caminos para que llegue la espada del rey de Babilonia. Los dos caminos arrancarán de un mismo país. A la entrada de cada camino, pondrás una señal indicando la dirección de una ciudad. (Ezequiel 21, 24)

  • Él midió la anchura de la entrada de la puerta, que era de cinco metros, y la longitud de la puerta, que era de seis metros y medio. (Ezequiel 40, 11)

  • Fuera del vestíbulo, a un lado de quien sube hacia la entrada de la puerta del norte, había dos mesas, y al otro lado, hacia el vestíbulo de la puerta, otras dos mesas. (Ezequiel 40, 40)

  • El ancho de la entrada era de cinco metros y las paredes laterales de la entrada medían dos metros y medio de un lado, y lo mismo del otro. Luego midió el largo del Templo: veinte metros, y su ancho: diez metros. (Ezequiel 41, 2)

  • En seguida entró en el recinto interior y midió el pilar de la entrada, que era de un metro. También midió la entrada, que tenía tres metros, y las paredes laterales de la entrada, que tenían dos metros y medio, por uno y otro lado. (Ezequiel 41, 3)

  • Hasta por encima de la entrada, hasta el interior de la Casa y también por fuera, alrededor de toda la pared, en el interior y en el exterior, había figuras (Ezequiel 41, 17)

  • los querubines y las palmeras estaban grabados sobre la pared, desde el suelo hasta por encima de la entrada. (Ezequiel 41, 20)


“O Anjo de Deus não nos abandona jamais.” São Padre Pio de Pietrelcina