Fundar 149 Resultados para: encima

  • Dios hizo el firmamento, y este separó las aguas que están debajo de él, de las que están encima de él; (Génesis 1, 7)

  • El Diluvio se precipitó sobre la tierra durante cuarenta días. A medida que las aguas iban creciendo, llevaban el arca hacia arriba, y esta se elevó por encima de la tierra. (Génesis 7, 17)

  • El nivel de las aguas subió más de siete metros por encima de las montañas. (Génesis 7, 20)

  • Cuando llegaron al lugar que Dios le había indicado, Abraham erigió un altar, dispuso la leña, ató a su hijo Isaac, y lo puso sobre el altar encima de la leña. (Génesis 22, 9)

  • Pero Raquel había tomado los ídolos, los había guardado en la montura del camello y se había sentado encima de ellos. Después que Labán registró toda la carpa sin obtener ningún resultado, (Génesis 31, 34)

  • En la canasta más elevada, había de todos los productos de panadería que come el Faraón, y los pájaros comían de esa canasta que estaba encima de mi cabeza". (Génesis 40, 17)

  • No nos dan paja, no cesan de decirnos que hagamos ladrillos, y encima nos golpean. Y tú tienes la culpa". (Exodo 5, 16)

  • Además, tendrás que hacer para la Morada un toldo de pieles de carnero teñido de rojo, y encima de ella otro toldo de cueros finos. (Exodo 26, 14)

  • También forjarás otras dos argollas de oro, adhiriéndolas a las dos hombreras del efod, por la parte de adelante y bien hacia abajo, o sea, cerca de la costura y encima del cinturón. (Exodo 28, 27)

  • Le colocarás también el turbante sobre la cabeza y el signo de su consagración encima del turbante. (Exodo 29, 6)

  • Después hicieron para la carpa una cobertura de cueros de carnero teñidos de rojo, y otra cobertura de pieles finas para ponerla encima. (Exodo 36, 19)

  • También forjaron otras dos argollas de oro y las adhirieron a las dos hombreras del efod, por la parte de adelante y bien hacia abajo, o sea, cerca de la costura y encima del cinturón. (Exodo 39, 20)


“O Senhor sempre orienta e chama; mas não se quer segui-lo e responder-lhe, pois só se vê os próprios interesses. Às vezes, pelo fato de se ouvir sempre a Sua voz, ninguém mais se apercebe dela; mas o Senhor ilumina e chama. São os homens que se colocam na posição de não conseguir mais escutar.” São Padre Pio de Pietrelcina