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una cosa asegura el bien de la otra. ¿Quién se saciará de ver su gloria? (Eclesiástico 42, 25)
Y el resto de los arqueros de los valientes hijos de Quedar será muy poca cosa. Porque ha hablado el Señor, el Dios de Israel". (Isaías 21, 17)
Nos hemos convertido en una cosa impura, toda nuestra justicia es como un trapo sucio. Nos hemos marchitado como el follaje y nuestras culpas nos arrastran como el viento. (Isaías 64, 5)
¿Quién oyó jamás algo semejante, quién ha visto una cosa igual? ¿Se da a luz un país en un solo día? ¿Se hace nacer una nación de una sola vez? Pero Sión, apenas sintió los dolores, ha dado a luz a sus hijos. (Isaías 66, 8)
¡Sí, crucen a las costas de los Quitím y miren, envíen gente a Quedar y fíjense bien, a ver si ha sucedido una cosa igual! (Jeremías 2, 10)
¡Que tu propia maldad te corrija y tus apostasías te sirvan de escarmiento! Reconoce, entonces, y mira qué cosa tan mala y amarga es abandonar al Señor, tu Dios, y dejar de temerme -oráculo del Señor de los ejércitos-. (Jeremías 2, 19)
Porque del más pequeño al más grande, todos están ávidos de ganancias, y desde el profeta hasta el sacerdote, no hacen otra cosa que engañar. (Jeremías 6, 13)
edificaron el lugar alto de Tófet, que está en el valle de Ben Hinnóm, para quemar a sus hijos y a sus hijas, cosa que yo no ordené ni se me pasó por la mente. (Jeremías 7, 31)
Por eso, yo entregaré sus mujeres a otros, y sus campos a usurpadores. Porque del más pequeño al más grande, todos están ávidos de ganancias, y desde el profeta hasta el sacerdote, no hacen otra cosa que engañar. (Jeremías 8, 10)
Por eso, así habla el Señor: Pregunten entre las naciones: ¿Quién ha oído nada igual? Ha cometido la cosa más horrible la virgen de Israel. (Jeremías 18, 13)
Han edificado lugares altos a Baal, para quemar en el fuego a sus hijos como holocaustos a Baal, cosa que yo no había ordenado ni dicho, y que jamás se me pasó por la mente. (Jeremías 19, 5)
El rey Sedecías mandó que le trajeran a Jeremías, el profeta, a la tercera entrada de la Casa del Señor. El rey dijo a Jeremías: "Tengo que preguntarte una cosa; no me ocultes nada". (Jeremías 38, 14)