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  • Por tal motivo, apenas todos los pueblos oyeron el sonido de la trompeta, el pífano, la cítara, la sambuca, el laúd, la cornamusa y de toda clase de instrumentos, todos los pueblos, naciones y lenguas se postraron para adorar la estatua de oro que había erigido el rey Nabucodonosor. (Daniel 3, 7)

  • ¿Están dispuestos ahora, apenas oigan el sonido de la trompeta, el pífano, la cítara, la sambuca, el laúd, la cornamusa y de toda clase de instrumentos, a postrarse y adorar la estatua que yo hice? Porque si ustedes no la adoran, serán arrojados inmediatamente dentro de un horno de fuego ardiente. ¿Y qué dios podrá salvarlos de mi mano?". (Daniel 3, 15)

  • Y si se ha ordenado dejar el tronco con las raíces del árbol, es porque conservarás tu realeza, apenas hayas reconocido que es el Cielo el que domina. (Daniel 4, 23)

  • Al amanecer, apenas despuntado el día, el rey se levantó y fue rápidamente al foso de los leones. (Daniel 6, 20)

  • Sin embargo, apenas logre afianzarse, su reino será dividido y repartido a los cuatro vientos del cielo, pero no en provecho de sus descendientes, y sin el dominio que él había ejercido. Porque su reino será arrancado de raíz y pasará a otros, distintos de aquellos. (Daniel 11, 4)

  • Apenas abrió la puerta, el rey miró la mesa y exclamó: "Tú eres grande, Bel, y en ti no hay engaño". (Daniel 14, 18)

  • Pero allí donde vayan, yo tenderé sobre ellos mi red; los haré caer como pájaros del cielo, los atraparé apenas se oiga que están reunidos. (Oseas 7, 12)

  • Apenas fue bautizado, Jesús salió del agua. En ese momento se le abrieron los cielos, y vio al Espíritu de Dios descender como una paloma y dirigirse hacia él. (Mateo 3, 16)

  • Pero ellos, apenas salieron, difundieron su fama por toda aquella región. (Mateo 9, 31)

  • Al enterarse de eso, Jesús se alejó en una barca a un lugar desierto para estar a solas. Apenas lo supo la gente, dejó las ciudades y lo siguió a pie. (Mateo 14, 13)

  • Sin embargo, apenas se fue, empezó a proclamarlo a todo el mundo, divulgando lo sucedido, de tal manera que Jesús ya no podía entrar públicamente en ninguna ciudad, sino que debía quedarse afuera, en lugares desiertos. Y acudían a él de todas partes. (Marcos 1, 45)

  • Y los espíritus impuros, apenas lo veían, se tiraban a sus pies, gritando: «¡Tú eres el Hijo de Dios!». (Marcos 3, 11)


“Mantenha-se sempre muito unido à Igreja Católica, pois somente ela pode lhe dar a verdadeira paz, porque somente ela possui Jesus Sacramentado que é o verdadeiro príncipe da paz.” São Padre Pio de Pietrelcina