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  • También ofrecerá, como oblación, una medida de harina por el ternero, otra medida por el carnero, y lo que pueda dar por los corderos, más siete litros de aceite por cada medida. (Ezequiel 46, 7)

  • En las fiestas y solemnidades, la oblación consistirá en una medida de harina por el ternero, en otra medida por el carnero, y en lo que pueda dar por los corderos, más siete litros de aceite por cada medida. (Ezequiel 46, 11)

  • También ofrecerás cada mañana, como oblación al Señor, la sexta parte de una medida de harina y dos litros de aceite para amasar la harina de la mejor calidad. Esta es una institución perpetua, fijada para siempre. (Ezequiel 46, 14)

  • Cada mañana se ofrecerá el cordero, la oblación y el aceite, como holocausto perpetuo. (Ezequiel 46, 15)

  • Sí, su madre se prostituyó, la que los concibió se cubrió de vergüenza, porque dijo: "Iré detrás de mis amantes, los que me dan mi pan y mi agua, mi lana y mi lino, mi aceite y mis bebidas". (Oseas 2, 7)

  • Ella no reconoció que era yo el que le daba el trigo, el vino nuevo y el aceite fresco; el que le prodigaba la plata y el oro que ellos emplearon para Baal. (Oseas 2, 10)

  • y la tierra responderá al trigo, al vino nuevo y al aceite fresco, y ellos responderán a Izreel. (Oseas 2, 24)

  • Efraím se apacienta de viento y corre todo el día tras el viento del este; multiplica el fraude y la devastación; hacen una alianza con Asiria y llevan aceite a Egipto. (Oseas 12, 2)

  • El campo está devastado, la tierra está de duelo, porque el trigo ha sido arrasado, ha faltado el vino nuevo y el aceite fresco se agotó. (Joel 1, 10)

  • El Señor respondió y dijo a su pueblo: "Ahora, yo les envío el trigo, el vino nuevo y el aceite, y ustedes se saciarán con esto. Nunca más los entregaré al oprobio entre las naciones. (Joel 2, 19)

  • Las eras se llenarán de trigo, y los lagares desbordarán de vino nuevo y aceite fresco. (Joel 2, 24)

  • ¿Aceptará el Señor miles de carneros, millares de torrentes de aceite? ¿Ofreceré a mi primogénito por mi rebeldía, al fruto de mis entrañas por mi propio pecado? (Miqueas 6, 7)


“A divina bondade não só não rejeita as almas arrependidas, como também vai em busca das almas teimosas”. São Padre Pio de Pietrelcina