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  • Por la bendición del Señor, he llegado a tiempo, y como un viñador, he llenado el lagar. (Eclesiástico 33, 17)

  • Él levanta el ánimo e ilumina los ojos, da salud, vida y bendición. (Eclesiástico 34, 17)

  • Escucha, Señor, la oración de los que te suplican, conforme a la bendición de Aarón sobre tu pueblo, (Eclesiástico 36, 16)

  • Su bendición desborda como un río y como un diluvio, empapa la tierra. (Eclesiástico 39, 22)

  • La bendición de todos los hombres y la alianza las hizo descansar sobre la cabeza de Jacob; lo confirmó en las bendiciones recibidas y le dio la tierra en herencia; dividió el país en partes y las distribuyó entre las doce tribus. (Eclesiástico 44, 23)

  • Entonces, él descendía y elevaba las manos sobre toda la asamblea de los israelitas, para dar con sus labios la bendición del Señor y tener el honor de pronunciar su Nombre. (Eclesiástico 50, 20)

  • Y por segunda vez, el pueblo se postraba para recibir la bendición del Altísimo. (Eclesiástico 50, 21)

  • Aquel día, estarán juntos los tres, Egipto, Asiria e Israel, y este será una bendición en medio de la tierra. (Isaías 19, 24)

  • Porque derramaré agua sobre el suelo sediento y torrentes sobre la tierra seca; derramaré mi espíritu sobre tu descendencia y mi bendición sobre tus vástagos. (Isaías 44, 3)

  • Así habla el Señor: Cuando se encuentra jugo en un racimo, se dice: "No lo destruyas, porque hay una bendición en él". Yo obraré así a causa de mis servidores, a fin de no destruirlo todo: (Isaías 65, 8)

  • Haré que ellos y los alrededores de mi colina sean una bendición, y haré caer la lluvia a su debido tiempo, una lluvia de bendición. (Ezequiel 34, 26)

  • También será para el sacerdote la mejor de todas las primicias y de todas las ofrendas que ustedes presenten. Ustedes entregarán al sacerdote lo mejor de sus moliendas, para que la bendición permanezca sobre tu casa. (Ezequiel 44, 30)


“A ingenuidade e’ uma virtude, mas apenas ate certo ponto; ela deve sempre ser acompanhada da prudência. A astúcia e a safadeza, por outro lado, são diabólicas e podem causar muito mal.” São Padre Pio de Pietrelcina