Fundar 347 Resultados para: unos

  • Y que los nuestros aprendan a moverse apenas se presente alguna necesidad, en vez de quedarse como unos inútiles. (Carta a Tito 3, 14)

  • No abandonen las asambleas, como algunos acostumbran hacer, sino más bien anímense unos a otros, tanto más cuanto ven que se acerca el día. (Carta a los Hebreos 10, 25)

  • Hermanos, no se critiquen unos a otros. El que habla mal de un hermano o se hace su juez, habla contra la Ley y se hace juez de la Ley. Pero a ti, que juzgas a la Ley, ¿te corresponde juzgar a la Ley o cumplirla? (Carta de Santiago 4, 11)

  • Pero ustedes no saben lo que será el mañana. ¿Estarán con vida todavía? Pues no son más que humo que se ve por unos instantes y luego se disipa. (Carta de Santiago 4, 14)

  • Hermanos: no se peleen unos con otros, y así no serán juzgados; miren que el juez está a la puerta. (Carta de Santiago 5, 9)

  • Reconozcan sus pecados unos ante otros y recen unos por otros para que sean sanados. La súplica del justo tiene mucho poder con tal de que sea perseverante: (Carta de Santiago 5, 16)

  • Al aceptar la verdad, han logrado la purificación interior, de la que procede el amor sincero a los hermanos; ámense pues unos a otros de todo corazón, (1º Carta de Pedro 1, 22)

  • Sobre todo ámense de verdad unos a otros, pues el amor hace perdonar una multitud de pecados. (1º Carta de Pedro 4, 8)

  • Acójanse unos a otros en sus casas sin quejarse. (1º Carta de Pedro 4, 9)

  • También ustedes, los más jóvenes, sean sumisos a la autoridad de los Ancianos. Traten de rivalizar en sencillez y humildad unos con otros, porque Dios resiste a los orgullosos, pero da su gracia a los humildes. (1º Carta de Pedro 5, 5)

  • Salúdense unos a otros con el beso fraterno. Paz a todos ustedes, que están en Cristo. (1º Carta de Pedro 5, 14)

  • a unos los salvarán arrancándolos del fuego eterno; con otros deberán actuar con mucho cuidado, sin tocar ni siquiera sus ropas por miedo a la contaminación. (2º Carta de Pedro 3, 23)


“O Senhor sempre orienta e chama; mas não se quer segui-lo e responder-lhe, pois só se vê os próprios interesses. Às vezes, pelo fato de se ouvir sempre a Sua voz, ninguém mais se apercebe dela; mas o Senhor ilumina e chama. São os homens que se colocam na posição de não conseguir mais escutar.” São Padre Pio de Pietrelcina