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  • El burro primerizo lo rescatarás con un corderito; en caso de no ser rescatado, será muerto. Rescatarás el primero de tus hijos. No te presentarás ante mí con las manos vacías. (Exodo 34, 20)

  • Se presentarán tres veces al año todos tus varones ante Yavé, el Señor y Dios de Israel. (Exodo 34, 23)

  • Pues yo arrojaré de tu presencia a los pueblos y agrandaré tus fronteras y nadie codiciará tu país, mientras tú subas tres veces al año a presentar te ante Yavé, tu Dios. (Exodo 34, 24)

  • pues así como la alianza con tu Dios es alianza de sal, también estará la sal en tus ofrendas: todas serán saladas. (Levítico 2, 13)

  • Si ofreces a Yavé las primicias de tus sembrados, presentarás las espigas tostadas al fuego, o granos nuevos partidos. Así será tu ofrenda de primicias. (Levítico 2, 14)

  • «Ni tú ni tus hijos tomen vino ni bebida alcohólica cuando entren a la Tienda de las Citas, no sea que mueran. Esto será un decreto perpetuo para sus descendientes. (Levítico 10, 9)

  • Ustedes lo comerán en lugar santo, ya que es la parte que te corresponde a ti y tus hijos en los sacrificios por el fuego para Yavé, según se me ha ordenado. (Levítico 10, 13)

  • Tú, y contigo tus hijos e hijas, comerán también en lugar puro el pecho que ha sido mecido y el pernil que ha sido separado, pues son la parte que te corresponde a ti y tus hijos en los sacrificios de comunión que los hijos de Israel me presentan. (Levítico 10, 14)

  • Los hijos de Israel traerán además de las grasas que van a ser quemadas, el pernil que fue separado y el pecho que fue mecido. Los mecerán ante Yavé, y luego serán para ti y tus hijos para siempre, según lo ha ordenado Yavé.» (Levítico 10, 15)

  • Tampoco rebusques en tus viñas, ni recojas de tus huertos las frutas caídas. Las dejarás al pobre y al forastero: ¡yo soy Yavé, tu Dios! (Levítico 19, 10)

  • No te vengarás ni guardarás rencor contra tus paisanos, sino que más bien amarás a tu prójimo como a ti mismo, pues Yo soy Yavé. (Levítico 19, 18)

  • No se dirijan a los brujos ni a los que llaman a los espíritus; no los consulten no sea que con ellos se manchen: ¡yo soy Yavé! (Levítico 19, 31)


“Não desperdice suas energias em coisas que geram preocupação, perturbação e ansiedade. Uma coisa somente é necessária: elevar o espírito e amar a Deus.” São Padre Pio de Pietrelcina