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«Que los hijos de Israel tomen ahora desquite de los madianitas, y luego irás a reunirte con tu pueblo.» (Números 31, 2)
Pero dejen con vida y tomen para ustedes todas las niñas que todavía no han tenido relaciones. (Números 31, 18)
Miren: ésta es la tierra que les he reservado; vayan y tomen posesión de la tierra que Yavé juró dar a sus padres, Abrahán, Isaac y Jacob y a todos sus descendientes. (Deuteronomio 1, 8)
Por eso, guardarán todos estos mandamientos que yo les doy, para que sean fuertes y tomen posesión de la tierra a donde van a pasar para apoderarse de ella. (Deuteronomio 11, 8)
«Tomen el libro de esta Ley y pónganlo al lado del Arca de la Alianza de Yavé, nuestro Dios. Allí quedará como testimonio contra ustedes. (Deuteronomio 31, 26)
Y Josué ordenó a los sacerdotes: «Tomen el Arca de la Alianza y atraviesen el río a la cabeza del pueblo.» (Josué 3, 6)
En cuanto a ustedes, cuídense de tocar cualquier cosa, chica o grande; ya que fue todo consagrado en anatema, no tomen ninguna cosa, no sea que venga la maldición sobre el campamento de Israel y lo trastorne. (Josué 6, 18)
Los exploradores estaban listos para salir cuando Josué les dijo: «Vayan y recorran la tierra y tomen nota de todo; luego vuelvan a mí a este lugar, y echaré suertes delante de Yavé en Silo.» (Josué 18, 8)
Dio esta orden a sus mensajeros: «Esto dirán a todos los israelitas: ¿Se ha visto alguna vez cosa semejante desde que los israelitas subieron del país de Egipto hasta hoy? Piensen en ello, consulten y tomen una decisión.» Todos los que lo veían, decían: «Nunca ha ocurrido ni se ha visto cosa igual desde que los israelitas subieron del país de Egipto hasta hoy.» (Jueces 19, 30)
Aquí están todos los hijos de Israel: convérsenlo y tomen aquí mismo una resolución.» (Jueces 20, 7)
Tomen después el Arca de Yavé y pónganla en la carreta. Coloquen a su lado, en un cofre, las figuras de oro que le han ofrecido como reparación. (1 Samuel 6, 8)
Entre los hombres que acompañaban a David, había gente mala y perversa que se puso a decir: «Ya que éstos no vinieron con nosotros, no les corresponde nada del botín. Que tomen su esposa y sus hijos y se vayan.» (1 Samuel 30, 22)
