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  • El burro primerizo lo rescatarás con un corderito; en caso de no ser rescatado, será muerto. Rescatarás el primero de tus hijos. No te presentarás ante mí con las manos vacías. (Exodo 34, 20)

  • Trabajarás durante seis días, pero el día séptimo será sagrado para ustedes, día de descanso completo en honor a Yavé. Cualquiera que trabaje en ese día morirá. (Exodo 35, 2)

  • La consagrarás con todo su mobiliario y será cosa sagrada. (Exodo 40, 9)

  • Ungirás además el altar de los holocaustos con todos sus utensilios. Consagrarás el altar y en adelante será cosa sacratísima. (Exodo 40, 10)

  • Si quiere ofrecer un holocausto, es decir una víctima totalmente quemada, presentará a la entrada de la Tienda de las Citas el macho sin defecto que haya escogido, y así su sacrificio será agradable a Yavé. (Levítico 1, 3)

  • Cuando quieras ofrecer alguna masa cocida al horno, será de flor de harina en panes sin levadura amasados con aceite, o en tortas sin levadura untadas de aceite. (Levítico 2, 4)

  • Si presentas una ofrenda preparada en sartén, ésta será de flor de harina con aceite. (Levítico 2, 7)

  • Si ofreces a Yavé las primicias de tus sembrados, presentarás las espigas tostadas al fuego, o granos nuevos partidos. Así será tu ofrenda de primicias. (Levítico 2, 14)

  • Los hijos de Aarón quemarán todo esto en el altar encima del holocausto que está sobre la leña puesta al fuego. Será un sacrificio por el fuego de calmante olor para Yavé. (Levítico 3, 5)

  • Parte de este sacrificio de comunión será quemada para Yavé: la gordura y la cola entera (Levítico 3, 9)

  • El sebo lo quemará encima, como se hace en los sacrificios de comunión. De esta forma el sacerdote hará la expiación por la persona y por su pecado, y será perdonada. (Levítico 4, 26)

  • Quitará toda la grasa como suele quitarse de los sacrificios de comunión, la quemará sobre el altar como calmante olor para Yavé. Así hará la expiación por la persona y por su pecado, y será perdonada. (Levítico 4, 31)


“Recorramos a Jesus e não às pessoas, pois só ele nunca nos faltará.” São Padre Pio de Pietrelcina