Fundar 40 Resultados para: patria
Desde que los dioses me han hecho caminar de un lado para otro, lejos de mi patria, le dije: "Tú me harás el favor de decir, en cualquier lugar donde lleguemos, que soy tu hermano".» (Génesis 20, 13)
Después de que Raquel hubo dado a luz a José, Jacob dijo a Labán: «Déjame regresar a mi patria y mi tierra. (Génesis 30, 25)
Entonces Yavé dijo a Jacob: "Regresa a tu patria, a la tierra de tus padres, pues yo estaré contigo.» (Génesis 31, 3)
Luego oró así: «Yavé, Dios de mi padre Abrahán y Dios de mi padre Isaac, tú me dijiste: Vuelve a tu patria, a la tierra de tus padres que yo seré bueno contigo. (Génesis 32, 10)
Permanecerá en aquella ciudad hasta que comparezca ante la asamblea para ser juzgado y hasta que muera el Sumo Sacerdote que en esa fecha esté en funciones. Entonces podrá volver el que dio muerte a un hombre a su patria y a su casa desde donde huyó. (Josué 20, 6)
«Me han contado, le respondió Booz, lo bien que te has portado con tu suegra después de que murió tu marido, hasta el punto de dejar tu patria y tus padres para venirte a un país totalmente desconocido para ti. (Rut 2, 11)
Se levantaron los hombres antes mencionados, reanimaron a los prisioneros y vistieron con prendas tomadas del botín a todos los que estaban desnudos, dándoles además calzado. Les dieron de comer y beber y los lavaron; transportando en burros a todos los que estaban más débiles, los llevaron a la frontera de su patria, a Jericó, ciudad de las Palmeras, y luego se volvieron a Samaria. (2 Crónicas 28, 15)
Tomándolo todo, partió para su patria, después de haber derramado mucha sangre y de hacer declaraciones insolentes. (1 Macabeos 1, 24)
Pero ahora yo soy viejo, mientras que ustedes, gracias al Cielo, ya son hombres maduros. Ocupen mi lugar y el de mi hermano, y salgan a luchar por nuestra patria. ¡Que la ayuda del Cielo esté con ustedes!» (1 Macabeos 16, 3)
Simón, antes mencionado, delator de los tesoros del Templo y traidor a la patria, calumniaba a Onías como si él hubiera maquinado lo que había espantado a Heliodoro y fuera la causa de lo que andaba mal. (2 Macabeos 4, 1)
Por último, tuvo un final desastroso; acusado ante Aretas, rey de los árabes, huyendo de ciudad en ciudad, perseguido por todos, despreciado como renegado de las leyes y odiado como verdugo de la patria y de sus conciudadanos, fue desterrado a Egipto. (2 Macabeos 5, 8)
Y él, que había desterrado de la patria a muchos, murió en el destierro, pues fue hasta Lacedemonia buscando allí protección por razón del parentesco que esa gente tiene con nuestro pueblo. (2 Macabeos 5, 9)