Fundar 976 Resultados para: muros de la ciudad

  • En esta ciudad fue hallada sangre de profetas y santos, y de todos los que fueron degollados en la tierra.» (Apocalipsis 18, 24)

  • Invadieron el país entero y cercaron el campamento de los santos, la Ciudad muy amada, pero bajó fuego del cielo y los devoró. (Apocalipsis 20, 9)

  • Y vi a la Ciudad Santa, la nueva Jerusalén, que bajaba del cielo, de junto a Dios, engalanada como una novia que se adorna para recibir a su esposo. (Apocalipsis 21, 2)

  • Me trasladó en espíritu a un cerro muy grande y elevado y me mostró la Ciudad Santa de Jerusalén, que bajaba del cielo de junto a Dios, (Apocalipsis 21, 10)

  • La muralla de la ciudad descansa sobre doce bases en las que están escritos los nombres de los doce Apóstoles del Cordero. (Apocalipsis 21, 14)

  • El ángel que me hablaba tenía una caña de medir de oro, para medir la ciudad, las puertas y la muralla. (Apocalipsis 21, 15)

  • La ciudad es un cuadrado: su longitud es igual a su anchura. Midió la ciudad con la caña, y tenía doce mil estadios. Su longitud, anchura y altura son iguales. (Apocalipsis 21, 16)

  • La muralla está hecha con jaspe y la ciudad es de oro puro, como cristal. (Apocalipsis 21, 18)

  • Las bases de la muralla de la ciudad están adornadas con toda clase de piedras preciosas: la primera base es de jaspe; la segunda, es de zafiro; la tercera, de calcedonia; la cuarta de esmeralda; (Apocalipsis 21, 19)

  • Las doce puertas son doce perlas, cada puerta está hecha de una sola perla. La plaza de la ciudad está pavimentada con oro refinado, transparente como cristal. (Apocalipsis 21, 21)

  • No vi templo alguno en la ciudad, porque su templo es el Señor Dios, el Todopoderoso, y el Cordero. (Apocalipsis 21, 22)

  • La ciudad no necesita luz del sol ni de la luna, porque la gloria de Dios la ilumina y su lámpara es el Cordero. (Apocalipsis 21, 23)


“Não desperdice suas energias em coisas que geram preocupação, perturbação e ansiedade. Uma coisa somente é necessária: elevar o espírito e amar a Deus.” São Padre Pio de Pietrelcina