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  • Si bien su debilidad lo llevó a la cruz, ahora vive por la fuerza de Dios. Así también nosotros compartimos su debilidad, pero viviremos con él por el poder de Dios que actúa en ustedes. (2º Carta a los Corintios 13, 4)

  • pero si ahora conocen a Dios o, más bien, Dios los ha conocido a ustedes, ¿cómo pueden volver a normas y principios miserables y sin fuerza? ¿Quieren ser de nuevo sus esclavos? (Carta a los Gálatas 4, 9)

  • y con qué fuerza tan extraordinaria actúa en favor de los que creemos. Es la misma fuerza todopoderosa (Carta a los Efesios 1, 19)

  • Pues está muy por encima de todo Poder, Autoridad, Dominio y de toda otra Fuerza o Gobierno, más arriba de todo lo que cuenta en este mundo y en el otro. (Carta a los Efesios 1, 21)

  • de la que he llegado a ser servidor sin mérito alguno mío, pues Dios me concedió esta gracia en el momento que su fuerza actuó en mí. (Carta a los Efesios 3, 7)

  • A Dios, cuya fuerza actúa en nosotros y que puede realizar mucho más de lo que pedimos o imaginamos, (Carta a los Efesios 3, 20)

  • Por lo demás, fortalézcanse en el Señor con su energía y su fuerza. (Carta a los Efesios 6, 10)

  • Pues él cambiará nuestro cuerpo miserable, usando esa fuerza con la que puede someter a sí el universo, y lo hará semejante a su propio cuerpo del que irradia su gloria. (Carta a los Filipenses 3, 21)

  • La fuerza antirreligiosa ya está obrando secretamente, pero falta que desaparezca el que la retiene. (2º Carta a los Tesalonicenses 2, 7)

  • Doy gracias al que me da la fuerza, a Cristo Jesús, nuestro Señor, por la confianza que tuvo al hacer de mí su encargado. (1º Carta a Timoteo 1, 12)

  • No te avergüences, pues, del martirio de nuestro Señor ni de mí, al verme preso. Al contrario, sufre por el Evangelio, sostenido por la fuerza de Dios. (2º Carta a Timoteo 1, 8)

  • En cuanto a ti, hijo, que tu fuerza sea la gracia que tienes en Cristo Jesús. (2º Carta a Timoteo 2, 1)


“Você teme um homem,um pobre instrumento nas mãos de Deus, mas não teme a justiça divina?” São Padre Pio de Pietrelcina