Fundar 161 Resultados para: fiesta de la dedicación

  • Se reunió en Jerusalén mucha gente para celebrar la fiesta de los Azimos en el mes segundo; era una asamblea muy grande. (2 Crónicas 30, 13)

  • Los hijos de Israel que estaban en Jerusalén celebraron la fiesta de los Azimos por siete días con gran alegría, mientras los levitas y los sacerdotes alababan a Yavé todos los días con todas sus fuerzas. (2 Crónicas 30, 21)

  • Los hijos de Israel que se encontraban allí celebraron en este tiempo la Pascua, y también la fiesta de los Azimos durante siete días. (2 Crónicas 35, 17)

  • Celebraron la fiesta de los Tabernáculos, como está escrito, y ofrecieron cada día víctimas consumidas por el fuego, según el rito establecido. (Esdras 3, 4)

  • Celebraron con alegría durante siete días la fiesta de los Azimos, pues estaban muy contentos porque Yavé había cambiado las disposiciones del rey de Asiria a su respecto, y les había permitido continuar la obra de reconstrucción de la Casa del Dios de Israel. (Esdras 6, 22)

  • También los levitas tranquilizaron al pueblo diciéndole: «Dejen de llorar. Este día es día de fiesta. No estén tristes.» (Nehemías 8, 11)

  • Y el pueblo se fue a comer, a beber y a repartir porciones, a hacer una gran fiesta, porque habían entendido lo que les habían dicho. (Nehemías 8, 12)

  • Allí leyeron que Yavé había ordenado a los hijos de Israel que vivieran en chozas durante la fiesta del séptimo mes. (Nehemías 8, 14)

  • Leyeron el libro de la Ley de Dios diariamente, desde el primer día hasta el último de la fiesta; la fiesta duró siete días y se concluyó el día octavo con una asamblea. (Nehemías 8, 18)

  • Si la gente del país trae en día sábado mercancías o cualquier otra clase de alimentos para vender, nada les compraremos en día sábado, ni en ningún otro día sagrado de fiesta. El año séptimo dejaremos sin cultivar nuestros campos y perdonaremos todo lo que se nos deba. (Nehemías 10, 32)

  • Aquel día se ofrecieron grandes sacrificios y la gente se entregó a la diversión, pues Dios les había concedido una gran alegría; también las mujeres y los niños participaron en la fiesta. La bulla de Jerusalén se oía desde lejos. (Nehemías 12, 43)

  • Durante el reinado de Asarjadón volví a mi casa y me devolvieron mi esposa Ana y mi hijo Tobías. En Pentecostés, que es la fiesta santa de las Semanas, me prepararon un gran banquete y me dispuse a comer. (Tobías 2, 1)


“Deve-se caminhar em nuvens cada vez que se termina uma confissão!” São Padre Pio de Pietrelcina