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Y ustedes también darán testimonio de mí, pues han estado conmigo desde el principio. (Evangelio según San Juan 15, 27)
Pilato le preguntó: «Entonces, ¿tú eres rey?» Jesús respondió: «Tú lo has dicho: yo soy Rey. Yo doy testimonio de la verdad, y para esto he nacido y he venido al mundo. Todo el que está del lado de la verdad escucha mi voz.» (Evangelio según San Juan 18, 37)
El que lo vio da testimonio. Su testimonio es verdadero, y Aquél sabe que dice la verdad. Y da este testimonio para que también ustedes crean. (Evangelio según San Juan 19, 35)
Este es el mismo discípulo que da testimonio de estas cosas y que las ha escrito aquí, y nosotros sabemos que dice la verdad. (Evangelio según San Juan 21, 24)
Los apóstoles daban testimonio de la resurrección del Señor Jesús con gran poder, y aquél era para todos un tiempo de gracia excepcional. (Hecho de los Apóstoles 4, 33)
Nuestros padres tenían en el desierto la Tienda del Testimonio; el que hablaba a Moisés le había ordenado que la fabricara según el modelo que había visto. (Hecho de los Apóstoles 7, 44)
Pedro y Juan dieron testimonio y, después de predicar la Palabra del Señor, volvieron a Jerusalén. Por el camino evangelizaron varios pueblos de Samaría. (Hecho de los Apóstoles 8, 25)
El nos ordenó predicar al pueblo y dar testimonio de que Dios lo ha constituido Juez de vivos y muertos. (Hecho de los Apóstoles 10, 42)
Atravesando toda la isla hasta Pafos, encontraron a un mago judío, un falso profeta llamado Bar-Jesús, (Hecho de los Apóstoles 13, 6)
Pero después Dios lo rechazó y les dio a David, de quien dio este testimonio: Encontré a David, hijo de Jesé, un hombre a mi gusto, que llevará a cabo mis planes. (Hecho de los Apóstoles 13, 22)
y tú los vas a apadrinar. Te purificarás con ellos y pagarás los gastos cuando se hagan cortar el pelo. Así verán todos que es falso lo que han oído decir de ti y que, por el contrario, tú también cumples la Ley. (Hecho de los Apóstoles 21, 24)
Vi al Señor que me decía: «Muévete y sal pronto de Jerusalén, pues no escucharán el testimonio que les des de mí.» (Hecho de los Apóstoles 22, 18)
