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  • Sí, es cierto, sus jóvenes caerán en sus plazas y todos sus soldados perecerán aquel día, dice Yavé de los Ejércitos. (Jeremías 49, 26)

  • Así dice Yavé de los Ejércitos: Voy a romper el arco de Elam, que es la base de su poder. (Jeremías 49, 35)

  • Por eso, así habla Yavé de los Ejércitos, el Dios de Israel: Estoy listo para castigar al rey de Babilonia y a su país, como ya castigué al rey de Asur. (Jeremías 50, 18)

  • Contra ti me dirijo, Insolencia, dice el Señor Yavé de los Ejércitos; ha llegado tu día, la hora de tu castigo. (Jeremías 50, 31)

  • Así habla Yavé de los Ejércitos: Los hijos de Israel están oprimidos todos los que los han hecho cautivos los retienen y no quieren soltarlos. (Jeremías 50, 33)

  • Pero su Redentor es poderoso, su nombre es Yavé de los Ejércitos. El ha tomado la defensa de su causa; dará paz al mundo, pero hará temblar a los habitantes de Babilonia. (Jeremías 50, 34)

  • porque Israel no es viuda de su Dios, Yavé de los Ejércitos, aunque su país estaba lleno de pecados contra el Santo de Israel. (Jeremías 51, 5)

  • Yavé de los Ejércitos lo ha jurado por sí mismo: Te llenaré de hombres tan numerosos como langostas, que lanzarán gritos de guerra contra ti. (Jeremías 51, 14)

  • No es así, en cambio, el Dios de Jacob, pues él ha formado el universo e Israel es su tribu heredera. Su nombre es Yavé de los Ejércitos. El martillo de Yavé (Jeremías 51, 19)

  • Pues así habla Yavé de los Ejércitos, el Dios de Israel: La hija de Babilonia se parece a una era al tiempo de la trilla; para ella dentro de poco vendrá el tiempo de la siega. (Jeremías 51, 33)

  • Haré emborracharse a sus jefes y a sus sabios, a sus gobernantes, funcionarios y soldados, que caerán en un sueño eterno para no despertar más. ¡Así lo declara el Rey, que se llama Yavé de los Ejércitos! (Jeremías 51, 57)

  • Esto dice Yavé de los Ejércitos: La ancha muralla de Babilonia será totalmente demolida y sus altas puertas serán quemadas, pues los pueblos trabajan para que todo quede en nada, y las naciones se esfuerzan para que todo lo consuma el fuego. (Jeremías 51, 58)


“Onde não há obediência, não há virtude. Onde não há virtude, não há bem, não há amor; e onde não há amor, não há Deus; e sem Deus não se chega ao Paraíso. Tudo isso é como uma escada: se faltar um degrau, caímos”. São Padre Pio de Pietrelcina