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  • Los levitas sus hermanos, custodiaban los tesoros de la Casa de Yavé y los tesoros de las cosas consagradas. (1 Crónicas 26, 20)

  • Este Selomit y sus hermanos estaban al cuidado de las cosas que el rey David, los cabezas de las casas paternas, los jefes de mil y de cien y los demás jefes del ejército habían consagrado a Yavé. (1 Crónicas 26, 26)

  • y también el diseño de todo lo que había pensado respecto de los patios de la Casa de Yavé, y de todas las cámaras de alrededor para los tesoros de la Casa de Dios, y los tesoros de la Casa de Dios y los tesoros de las cosas consagradas. (1 Crónicas 28, 12)

  • con la historia de todo su reinado y sus hazañas y las cosas que le sobrevinieron a él, a Israel y a todos los reinos de los demás países. (1 Crónicas 29, 30)

  • Había todavía cosas buenas en Judá. Se afianzó, pues, el poder del rey Roboam en Jerusalén. Roboam tenía cuarenta y un años cuando comenzó a reinar y reinó diecisiete años en Jerusalén, la ciudad que había elegido Yavé de entre todas las tribus de Israel para poner en ella su nombre. La madre de Roboam era amonita y se llamaba Noama. (2 Crónicas 12, 13)

  • Se entusiasmó por las cosas de Yavé, hasta que hizo desaparecer del país de Judá los santuarios de lomas y los troncos sagrados. (2 Crónicas 17, 6)

  • Los partidos de la impía Atalía y sus hijos habían arruinado la Casa de Dios, llegando incluso a emplear para los baales todas las cosas consagradas de la Casa de Yavé. (2 Crónicas 24, 7)

  • y les dijo: «Escúchenme, levitas. Santifíquense ahora y santifiquen la Casa de Yavé, el Dios de nuestros padres, y saquen fuera del santuario todas las cosas impuras. (2 Crónicas 29, 5)

  • a todos aquellos cuyo corazón está dispuesto a buscar a Yavé Dios, el Dios de sus padres, aunque no tengan la pureza requerida para las cosas sagradas.» (2 Crónicas 30, 19)

  • Los hijos de Israel y de Judá que vivían en las ciudades trajeron también el diezmo del ganado mayor y menor y el diezmo de las cosas sagradas, consagradas a Yavé, su Dios, y los dieron por montones. (2 Crónicas 31, 6)

  • y llevaron allí constantemente las ofrendas reservadas, los diezmos y las cosas sagradas. El levita Gonanías fue nombrado intendente, y Simí, hermano suyo, era el segundo. (2 Crónicas 31, 12)

  • El levita Coré, hijo de Jimná, portero de la puerta oriental, estaba encargado de las ofrendas voluntarias hechas a Dios y debía repartir las ofrendas reservadas a Yavé y las cosas sacratísimas. (2 Crónicas 31, 14)


“Para que se preocupar com o caminho pelo qual Jesus quer que você chegue à pátria celeste – pelo deserto ou pelo campo – quando tanto por um como por outro se chegará da mesma forma à beatitude eterna?” São Padre Pio de Pietrelcina