Fundar 2750 Resultados para: construir casa sobre arena

  • Y también leemos: Tú, Señor, en el principio, pusiste la tierra sobre sus bases, y los cielos son obra de tus manos. (Carta a los Hebreos 1, 10)

  • él merece la confianza de Dios que le dio este cargo, lo mismo que la mereció Moisés en la casa de Dios. (Carta a los Hebreos 3, 2)

  • En realidad Jesús aventaja en mucho a Moisés, pues no hay comparación entre una casa y el que la construye. (Carta a los Hebreos 3, 3)

  • Toda casa necesita un constructor, y hay un constructor de todo, que es Dios. (Carta a los Hebreos 3, 4)

  • Moisés actuaba en toda la casa de Dios como fiel servidor, dando a conocer lo que le habían dicho. (Carta a los Hebreos 3, 5)

  • Cristo, en cambio, está en su casa como el Hijo, y nosotros somos la gente de su casa, con tal que sigamos esperando con firmeza y entusiasmo. (Carta a los Hebreos 3, 6)

  • Su liturgia, en realidad, no es sino una figura y una sombra de las cosas sobrenaturales, como lo indica la palabra de Dios a Moisés cuando estaba para construir el Santuario. Le dijo: Mira, harás todo conforme el modelo que se te mostró en el cerro. (Carta a los Hebreos 8, 5)

  • Pero Dios mismo la critica cuando dice: Vienen días, palabra del Señor, en que pactaré una alianza nueva con la casa de Israel y de Judá. (Carta a los Hebreos 8, 8)

  • Teniendo un sacerdote excepcional a cargo de la casa de Dios, (Carta a los Hebreos 10, 21)

  • Por eso de este hombre únicamente, ya casi impotente, nacieron descendientes tan numerosos como las estrellas del cielo, e innumerables como los granos de arena de las orillas del mar. (Carta a los Hebreos 11, 12)

  • ¿Y no son ellos los que blasfeman el glorioso nombre de Cristo que ha sido pronunciado sobre ustedes? (Carta de Santiago 2, 7)

  • Abrahán, nuestro padre, ¿no fue reconocido justo por sus obras, cuando ofreció a su hijo Isaac sobre el altar? (Carta de Santiago 2, 21)


“Pobres e desafortunadas as almas que se envolvem no turbilhão de preocupações deste mundo. Quanto mais amam o mundo, mais suas paixões crescem, mais queimam de desejos, mais se tornam incapazes de atingir seus objetivos. E vêm, então, as inquietações, as impaciências e terríveis sofrimentos profundos, pois seus corações não palpitam com a caridade e o amor. Rezemos por essas almas desafortunadas e miseráveis, para que Jesus, em Sua infinita misericórdia, possa perdoá-las e conduzi-las a Ele.” São Padre Pio de Pietrelcina