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  • El resplandor de las estrellas da al cielo su belleza, es el ornato resplandeciente de las alturas del Señor. (Sirácides (Eclesiástico) 43, 9)

  • Este ha crecido ante Dios como un retoño, como raíz en tierra seca. No tenía brillo ni belleza para que nos fijáramos en él, y su apariencia no era como para cautivarnos. (Isaías 53, 2)

  • De nuevo lucirás tu belleza bailando, alegremente, con tus panderetas. De nuevo plantarás viñas en los cerros de Samaria, como antes las plantaban los viñadores y las cosechaban. (Jeremías 31, 5)

  • El fuego, también enviado de arriba para abrasar los cerros y los bosques, cumple lo que se le ha ordenado. Mas estos ídolos no se parecen a ninguna de esas cosas ni en la belleza ni en la fuerza. (Baruc 6, 62)

  • Tu belleza se hizo célebre entre las naciones: era una belleza perfecta gracias a mi esplendor que derramaba sobre ti -palabra de Yavé. (Ezequiel 16, 14)

  • Pero luego pusiste tu confianza en tu belleza, tu fama te permitió prostituirte; prodigaste tus encantos a cualquiera que pasaba y te fuiste con él. (Ezequiel 16, 15)

  • en todas las entradas de camino levantaste un montículo. Profanaste tu belleza, ofreciste tu cuerpo a cuantos pasaban y te revolcaste en la perdición. (Ezequiel 16, 25)

  • "Hijo de hombre, entona esta lamentación por el rey de Tiro. Le dirás esta palabra de Yavé:" Tú eras la obra maestra,lleno de sabiduría, y de una belleza perfecta. (Ezequiel 28, 12)

  • Estabas muy orgulloso de tu belleza:tu belleza te hizo perder la sabiduría;por eso te tiré al suelo,para que fueras un espectáculo para los reyes de la tierra. (Ezequiel 28, 17)

  • Su altura, sus largas ramas constituían su belleza, sus raíces estaban orientadas hacia abundantes aguas.) (Ezequiel 31, 7)

  • Susana era muy fina y de gran belleza. (Daniel 13, 31)

  • sino que más bien irradie de lo íntimo del corazón la belleza que no se pierde, es decir, un espíritu suave y tranquilo. Eso sí que es muy precioso ante Dios. (1º Carta de Pedro 3, 4)


“Seja grato e beije docemente a mão de Deus. É sempre a mão de um pai que pune porque lhe quer bem” São Padre Pio de Pietrelcina