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Dijo Dios: «Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza. Que tenga autoridad sobre los peces del mar y sobre las aves del cielo, sobre los animales del campo, las fieras salvajes y los reptiles que se arrastran por el suelo.» (Génesis 1, 26)
De cada especie de pájaros, de animales, de cada especie de los que se arrastran por el suelo, entrarán contigo dos para que puedan salvar su vida. (Génesis 6, 20)
También entraron con ellos en el arca las diversas especies de animales salvajes y de los otros animales, de los reptiles que se arrastran por el suelo y de las aves. (Génesis 7, 14)
Saca también contigo a todos los seres vivientes que tienes dentro de todas las especies: aves, animales, bestias y reptiles que se arrastran por el suelo. Que pululen, llenen la tierra y se multipliquen.» (Génesis 8, 17)
Todos los animales salvajes y domésticos, todas las aves y todos los reptiles que se arrastran sobre la tierra, salieron por familias del arca. (Génesis 8, 19)
No comerán aquellos que caminan sobre su vientre o que se arrastran por el suelo sobre cuatro patas o sobre muchas patas; ustedes los tendrán por inmundos. (Levítico 11, 42)
No se hagan inmundos con ninguno de estos reptiles que se arrastran: no se hagan impuros con ellos ni dejen que a ustedes los hagan impuros. (Levítico 11, 43)
Porque yo soy Yavé, Dios de ustedes; santifíquense y sean santos, pues yo soy Santo. No se hagan impuros con ninguno de esos reptiles que se arrastran por el suelo, (Levítico 11, 44)
Así será sus flecos y cuando los vean, se acordarán de todos los mandamientos de Yavé. De esta manera los pondrán en práctica y no seguirán las malas inclinaciones de su corazón o de sus ojos que los arrastran a la infidelidad. (Números 15, 39)
ni de algún reptil de los que se arrastran sobre la tierra, ni de algún pez de los que viven en el agua debajo de la tierra. (Deuteronomio 4, 18)
Los que se arrastran por el suelo te lo enseñarán. y los peces del mar te darán los detalles. (Job 12, 8)
Desgraciados de aquellos que arrastran su maldad con la cuerda de sus engaños, y arrastran el pecado como los tiros de un carro. (Isaías 5, 18)