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o el estruendo de un desmoronamiento de piedras en una pendiente, o la carrera invisible de animales saltando, o aún el aullido de las fieras salvajes y el eco retumbante en las gargantas de las montañas. (Sabiduría 17, 18)
Así podrían acordarse de lo que habían visto en el país de su destierro, de como el suelo estaba cubierto no por animales sino por mosquitos, y de como el río había botado no peces sino incontables ranas. (Sabiduría 19, 10)
¿Quién se compadecerá del encantador mordido por una serpiente, o de cualquier otro que se acerca a animales peligrosos? (Sirácides (Eclesiástico) 12, 13)
¿Cómo llegará a ser sabio el que maneja el arado? todo su orgullo consiste en usar la picana; guía a sus bueyes y los hace trabajar, no habla más que de animales. (Sirácides (Eclesiástico) 38, 25)
Esto le pasa a todos tanto hombres como animales, pero es siete veces peor para los pecadores: (Sirácides (Eclesiástico) 40, 8)
¡Hay allí seres extraños y maravillosos, animales de todas las especies, y monstruos marinos! (Sirácides (Eclesiástico) 43, 25)
«¿Por qué tantos sacrificios en mi honor? -dice Yavé. Ya estoy saciado de sus animales, de la grasa de sus terneros. No me agrada la sangre de sus novillos, de sus corderos y chivos. (Isaías 1, 11)
La ciudad fortificada está ahora solitaria, permanece abandonada y triste como un desierto. Allí van a pastar los animales, allí crecen y se extienden los matorrales. (Isaías 27, 10)
Oráculo sobre los animales del Negueb: A través de una tierra pobre y triste, poblada por leones y por víboras y serpientes voladoras, llevan sus tesoros, a lomo de burro, y sus riquezas sobre la joroba de camellos, a un pueblo que no les prestará ninguna ayuda. (Isaías 30, 6)
El Líbano no sirve para encender su hoguera, y sus animales no alcanzan para quemarlos en su templo. (Isaías 40, 16)
Los animales salvajes me felicitarán, ya sean lobos o buhos, porque le daré agua al desierto, y los ríos correrán en las tierras áridas para dar de beber a mi pueblo elegido. (Isaías 43, 20)
Animales del campo y de la selva, acérquense a devorar. (Isaías 56, 9)