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  • Allí encontraron el santuario abandonado, profanado el altar, quemadas las puertas, la hierba crecida en los patios como en un bosque o en un monte y las habitaciones destruidas. (1 Macabeos 4, 38)

  • Hicieron las reparaciones del Santuario y del interior de la Casa y consagraron los patios. (1 Macabeos 4, 48)

  • Los sacerdotes entraron al Templo, se detuvieron delante del altar y del Santuario y, llorando, (1 Macabeos 7, 36)

  • Finalmente, el gasto de lo que se edifique o repare en el Santuario, correrá por cuenta del rey, (1 Macabeos 10, 44)

  • que los sacerdotes ya no demostraban interés por el servicio del altar. Despreciaban el Santuario y descuidaban los sacrificios, y, en cuanto empezaba el lanzamiento del disco, (2 Macabeos 4, 14)

  • Rogaban al Señor que mirara por aquel pueblo que todos pisoteaban, que tuviera piedad del Santuario profanado por hombres impíos, (2 Macabeos 8, 2)

  • Estos aseguraron con juramento que no sabían dónde estaba el que buscaba. Entonces él extendió la mano hacia el Santuario e hizo este juramento: (2 Macabeos 14, 32)

  • mandó cortarle la lengua y darla en pedacitos a los pájaros y ordenó colgar la mano frente al santuario para castigarlo de su soberbia. (2 Macabeos 15, 33)

  • Exhalé mi perfume como el cinamomo, como las plantas olorosas; expandí mi buen olor como las savias aromáticas, como el bálsamo y la mirra exquisita, como el humo del incienso en el santuario. (Sirácides (Eclesiástico) 24, 15)

  • Por eso el Señor concluyó con él una alianza de paz: lo estableció como jefe del Santuario y del pueblo; le concedió a él y a su descendencia la dignidad de jefe de los sacerdotes, y esto por los siglos. (Sirácides (Eclesiástico) 45, 24)

  • Salomón reinó en un período de paz y Dios le ahorró cualquier preocupación en sus fronteras, porque tenía que levantar un Templo en honor de su Nombre y prepararle un Santuario por los siglos. (Sirácides (Eclesiástico) 47, 13)

  • Hablemos también del Sumo Sacerdote Simón, hijo de Onías. Durante su vida reparó la Casa del Señor, en su tiempo se reparó el Santuario. (Sirácides (Eclesiástico) 50, 1)


“Subamos sem nos cansarmos, sob a celeste vista do Salvador. Distanciemo-nos das afeições terrenas. Despojemo-nos do homem velho e vistamo-nos do homem novo. Aspiremos à felicidade que nos está reservada.” São Padre Pio de Pietrelcina