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  • Así lo hizo, y con él subió un poderoso ejército de impíos que querían ayudarlo a tomar desquite de los hijos de Israel. (1 Macabeos 3, 15)

  • Al saber estas noticias, el rey Antíoco se enojó sobremanera y mandó reunir todas las fuerzas del reino, pues tenía un ejército poderoso. (1 Macabeos 3, 27)

  • Vieron el campamento de los paganos que era poderoso, bien defendido, y rodeado de hombres a caballo, toda gente experta en la guerra. (1 Macabeos 4, 7)

  • A la vista de un ejército tan poderoso, rezó así: «Bendito seas, Salvador de Israel, que quebraste la fuerza del guerrero por mano de tu siervo David (1 Macabeos 4, 30)

  • Judas envió a reconocer el campamento y le trajeron el siguiente informe: «Todos los paganos de esta región se han unido a Timoteo, formando un ejército poderoso. (1 Macabeos 5, 38)

  • que Lisias, aunque había ido con un ejército poderoso, tuvo que huir ante los judíos, los cuales se habían fortalecido con las armas y el abundante botín tomado a los ejércitos vecinos. (1 Macabeos 6, 6)

  • Los judíos temblaban al oír el estruendo de tal muchedumbre, el marchar de aquella masa y el chocar de sus armas. Era en verdad un ejército extremadamente grande y poderoso. (1 Macabeos 6, 41)

  • Los judíos, al saber que venían con un poderoso ejército, no confiaron en sus discursos, (1 Macabeos 7, 11)

  • Habían vencido a Antíoco el Grande, rey de Asia, que les presentó batalla con ciento veinte elefantes, con caballería, carros y un ejército muy poderoso. Fue derrotado y, después de caer en sus manos, (1 Macabeos 8, 6)

  • Volvamos a Báquides, el cual se presentó con un poderoso ejército, en un día sábado, a la orilla del Jordán. (1 Macabeos 9, 43)

  • Lisias, que era hombre inteligente, reflexionando sobre la derrota que había sufrido, comprendió que los hebreos eran invencibles, porque el Dios poderoso luchaba con ellos. (2 Macabeos 11, 13)

  • Después de tres años llegó a los hombres de Judas la noticia de que Demetrio, hijo de Seleuco, había desembarcado en Trípoli con una gran flota y un poderoso ejército, (2 Macabeos 14, 1)


“Quando o dia seguinte chegar, ele também será chamado de hoje e, então, você pensará nele. Tenha sempre muita confiança na Divina Providência.” São Padre Pio de Pietrelcina