Fundar 46 Resultados para: Leones

  • yo lo perseguía y lo golpeaba y se la arrancaba. Y si se volvía contra mí, lo tomaba de la quijada y lo golpeaba hasta matarlo. Yo he matado leones y osos; lo mismo haré con ese filisteo que ha insultado a los ejércitos del Dios vivo.» (1 Samuel 17, 35)

  • Saúl y Jonatán, amables y queridos. Fueron inseparables en vida y en la muerte. Eran más ligeros que águilas, más fuertes que leones. (2 Samuel 1, 23)

  • Sobre el panel que estaba entre los listones había leones, bueyes y querubines. Lo mismo sobre los listones. Por encima y por debajo de los leones y de los toros había adornos. (1 Reyes 7, 29)

  • Hiram grabó sobre sus paneles querubines, leones y palmeras. (1 Reyes 7, 36)

  • El trono tenía seis gradas y detrás del trono había un respaldo curvado. Había dos brazos y dos leones de pie junto a los brazos, (1 Reyes 10, 19)

  • más doce leones parados sobre las seis gradas, a uno y otro lado. No se hizo cosa parecida en ningún otro reino. (1 Reyes 10, 20)

  • Al principio, cuando se establecieron allí, no veneraban a Yavé, y Yavé envió contra ellos leones que mataron a muchos. (2 Reyes 17, 25)

  • Entonces dijeron al rey de Asur: «Las personas que has desterrado y enviado a Samaria y a sus ciudades para poblarlas no saben cómo se debe honrar a Yavé, el Dios de aquel país, y él ha enviado leones que los matan.» (2 Reyes 17, 26)

  • El trono tenía seis gradas y un peldaño por detrás y brazos a uno y otro lado del asiento con dos leones de pie, junto a los brazos, (2 Crónicas 9, 18)

  • más doce leones de pie sobre las seis gradas a uno y otro lado. No se había hecho cosa semejante en ningún reino. (2 Crónicas 9, 19)

  • Amenazándome abren sus hocicos como leones que desgarran y rugen. (Salmos 22, 14)

  • Señor, ¿te quedarás mirando? Rescátame de los leones rugientes, pues no tengo sino una vida. (Salmos 35, 17)


“Se quisermos colher é necessário não só semear, mas espalhar as sementes num bom campo. Quando as sementes se tornarem plantas, devemos cuidá-las para que as novas plantas não sejam sufocadas pelas ervas daninhas.” São Padre Pio de Pietrelcina