Fundar 202 Resultados para: Judas Macabeo

  • Judas se casó, y vivía tranquilamente disfrutando de la vida. (2 Macabeos 14, 25)

  • Alcimo, viendo el buen entendimiento entre los dos, se hizo una copia del acuerdo pactado y fue donde Demetrio, acusando a Nicanor de actuar en contra de los intereses del Estado, ya que había nombrado ayudante suyo a Judas, el enemigo del reino. (2 Macabeos 14, 26)

  • El rey, excitado e influenciado por las calumnias de aquel malvado, se enfureció y escribió a Nicanor para comunicarle su disgusto por el pacto y ordenarle que de inmediato le mandara encadenado a Macabeo a Antioquía. (2 Macabeos 14, 27)

  • Cuando supo esto, Nicanor quedó consternado, pues le costaba romper lo pactado, sin que Judas hubiera faltado en algo. (2 Macabeos 14, 28)

  • El Macabeo se dio cuenta que Nicanor le daba un trato más reservado y se ponía más duro en las entrevistas acostumbradas, y comprendió que aquella conducta no anunciaba nada bueno. Empezó a reunir a algunos de los suyos y no se dejó ver ya por Nicanor. (2 Macabeos 14, 30)

  • Este debió de darse cuenta que Judas se le había escapado sin deslealtad. Sin embargo, se presentó al Templo Santo en el momento en que los sacerdotes ofrecían los sacrificios rituales y les exigió que le entregaran a Judas. (2 Macabeos 14, 31)

  • «Si no me entregan encadenado a Judas, arrasaré este lugar consagrado a Dios, destruiré el altar y aquí mismo levantaré un espléndido templo a Dionisio.» Y dicho esto se fue. (2 Macabeos 14, 33)

  • Nicanor se enteró de que los hombres de Judas estaban en los alrededores de Samaria, y se dispuso a atacarlos con toda seguridad un día sábado. (2 Macabeos 15, 1)

  • Nicanor estaba tan seguro de la victoria, que se propuso levantar un monumento con los despojos de Judas y de los suyos. (2 Macabeos 15, 6)

  • Entonces el sumo sacerdote Onías había dicho a Judas: «Este es el que ama a sus hermanos, el que ruega sin cesar por el pueblo judío y por la Ciudad Santa. Es Jeremías, el profeta de Dios.» (2 Macabeos 15, 14)

  • Y Jeremías había extendido su mano derecha entregando una espada de oro a Judas, mientras le decía: (2 Macabeos 15, 15)

  • Animados por estas bellísimas palabras de Judas, capaces de estimular el valor y de robustecer las almas jóvenes, decidieron no establecer un campamento con defensas sino lanzarse valerosamente a la ofensiva y resolver la situación luchando con toda valentía, pues estaba en peligro la Ciudad Santa de Jerusalén, la religión y el Templo. (2 Macabeos 15, 17)


“A prática das bem-aventuranças não requer atos de heroísmo, mas a aceitação simples e humilde das várias provações pelas quais a pessoa passa.” São Padre Pio de Pietrelcina