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Hizo una gran pileta de metal fundido, llamado el mar, de diez codos de borde a borde, enteramente redondo y de cinco codos de alto. Un cordón de treinta codos medía su contorno. (2 Crónicas 4, 2)
Salomón fabricó todos estos utensilios en tan gran cantidad que no se pudo calcular el peso del bronce. (2 Crónicas 4, 18)
También al extranjero que no es de tu pueblo Israel, el que viene de un país lejano a causa de tu gran nombre, tu mano fuerte y tu brazo fuerte, cuando venga a rezar en esta Casa, (2 Crónicas 6, 32)
La reina de Saba había oído la fama de Salomón, y vino a Jerusalén a probarlo por enigmas. Vino con muchos servidores y con camellos que traían aromas, gran cantidad de oro y piedras preciosas. Fue donde Salomón y conversó con él sobre todas sus inquietudes. (2 Crónicas 9, 1)
Dio al rey ciento veinte talentos de oro, gran cantidad de aromas y piedras preciosas. Nunca se vieron aromas como los que la reina de Saba dio al rey Salomón. (2 Crónicas 9, 9)
El rey hizo un gran trono de marfil y lo revistió de oro puro. (2 Crónicas 9, 17)
Abías y su tropa les causaron una gran derrota; cayeron quinientos mil hombres escogidos de Israel. (2 Crónicas 13, 17)
Se apoderaron de todas las ciudades, alrededor de Guerar, pues el terror de Yavé pesaba sobre ellos y saquearon las ciudades, pues había en ellas gran botín. (2 Crónicas 14, 13)
Asimismo atacaron las tiendas donde se recogían los ganados, capturando gran cantidad de ovejas y camellos. Después se volvieron a Jerusalén. (2 Crónicas 14, 14)
El rey Asá llegó a quitar a Maacá, su madre, el título de Gran Dama, porque había hecho un Horror para Aserá. Asá destruyó este Horror, lo hizo pedazos y lo quemó en el torrente Cedrón. (2 Crónicas 15, 16)
y al cabo de algunos años, bajó a visitarlo a Samaria. Ajab sacrificó gran número de ovejas y bueyes para él y para la gente que lo acompañaba; luego le persuadió que lo acompañara para ir contra Ramot de Galaad. (2 Crónicas 18, 2)
Le avisaron a Josafat diciendo: «Viene contra ti una gran muchedumbre de gente del otro lado del mar de Edom, que están ya en Jesasón-Tamor, o sea, Engadí.» (2 Crónicas 20, 2)