Fundar 1697 Resultados para: Entonces

  • Entonces no vuelvan al miedo; ustedes no recibieron un espíritu de esclavos, sino el espíritu propio de los hijos, que nos permite gritar: ¡Abba!, o sea: ¡Papá! (Carta a los Romanos 8, 15)

  • no de los méritos de alguno, sino de su propio llamado. Y fue entonces cuando se le dijo: El mayor servirá al más joven. (Carta a los Romanos 9, 12)

  • ¿Diremos, entonces, que Dios es injusto? ¡Claro que no! (Carta a los Romanos 9, 14)

  • Entonces, ¿en qué quedamos? En que los paganos, que no buscaban el camino de rectitud, lo encontraron (hablo de la rectitud que es fruto de la fe). (Carta a los Romanos 9, 30)

  • Porque la Ley lleva a Cristo, y es entonces cuando por la fe se llega a ser justo. (Carta a los Romanos 10, 4)

  • Entonces debo preguntar: ¿Es posible que Dios haya rechazado a su pueblo? ¡Por supuesto que no! Yo también soy israelita, descendiente de Abrahán y de la tribu de Benjamín. (Carta a los Romanos 11, 1)

  • Y entonces ¿qué? Israel no encontró lo que buscaba, pero sí lo encontraron esos elegidos mientras los demás se endurecían. (Carta a los Romanos 11, 7)

  • entonces todo Israel se salvará, según dice la Escritura: De Sión saldrá el libertador que limpiará a los hijos de Jacob de todas sus faltas. (Carta a los Romanos 11, 26)

  • Entonces tú, ¿por qué criticas a tu hermano? O ¿por qué lo desprecias? Todos hemos de comparecer ante el tribunal de Dios. (Carta a los Romanos 14, 10)

  • Entonces, si tú ofendes a tu hermano con lo que comes, ya no vives según el amor. No vayas a destruir con tu dieta a aquel por quien murió Cristo. (Carta a los Romanos 14, 15)

  • Entonces ustedes, con un mismo entusiasmo, alabarán a una sola voz a Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo. (Carta a los Romanos 15, 6)

  • De todas maneras, no me envió Cristo a bautizar, sino a proclamar el Evangelio. ¡Y no con discursos sofisticados! Pues entonces la cruz de Cristo ya no tendría sentido. (1º Carta a los Corintios 1, 17)


“O Senhor se comunica conosco à medida que nos libertamos do nosso apego aos sentidos, que sacrificamos nossa vontade própria e que edificamos nossa vida na humildade.” São Padre Pio de Pietrelcina