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  • Yavé, en la angustia te buscábamos; vivíamos bajo la opresión y tu castigo nos apretaba. (Isaías 26, 16)

  • Lo castigó, echándolo de su casa o desterrándolo, y lo despidió de un soplido tan fuerte como viento del este. (Isaías 27, 8)

  • con este recado: «Esto manda decir Ezequías: Este es un día de angustia, de castigo y de vergüenza; los niños están a punto de nacer, pero falta la fuerza para darlos a luz. (Isaías 37, 3)

  • Hablen a Jerusalén, hablen a su corazón, y díganle que su jornada ha terminado, que ha sido pagada su culpa, pues ha recibido de manos de Yavé doble castigo por todos sus pecados. (Isaías 40, 2)

  • y eran nuestras faltas por las que era destruido nuestros pecados, por los que era aplastado. El soportó el castigo que nos trae la paz y por sus llagas hemos sido sanados. (Isaías 53, 5)

  • A cada uno le va a dar su merecido: enojo para sus adversarios y castigo para sus enemigos. (Isaías 59, 18)

  • Escucha, tierra, mira el castigo que voy a dar a este pueblo como fruto de su rebelión, pues no quisieron hacerme caso cuando les hablaba, y despreciaron mi Ley. (Jeremías 6, 19)

  • Esto dice Yavé rrespecto de este pueblo: ¡Cómo les gusta correr de acá para allá, si no paran un momento! Yavé no los quiere, pues se acuerda ahora de sus crímenes y del castigo que merecen. (Jeremías 14, 10)

  • Por eso, su camino se les hará resbaladizo en la oscuridad; caerán y se irán al suelo cuando llegue el año del castigo y les envíe la desgracia.» (Jeremías 23, 12)

  • porque la ciudad que lleva mi nombre es la primera que empiezo a castigar, ¿y ustedes quedarían sin castigo? No, porque yo mismo dejaré caer la espada contra todos los habitantes de la tierra, dice Yavé de los Ejércitos." (Jeremías 25, 29)

  • Puede ser que al escucharte se conviertan del mal que están haciendo. En tal caso, yo también renunciaré al castigo que pensaba darles por sus malas obras. (Jeremías 26, 3)

  • Yo estoy contigo para salvarte. Reduciré a la nada a todas las naciones por donde te disperse; pero a ti no te aniquilaré, sino que te corregiré como es debido, ya que no te dejaré sin castigo. (Jeremías 30, 11)


“Não se desencoraje se você precisa trabalhar muito para colher pouco. Se você pensasse em quanto uma só alma custou a Jesus, você nunca reclamaria!” São Padre Pio de Pietrelcina