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  • En cambio, si se lo adviertes al malvado y él no quiera renunciar a su maldad y a su mala conducta, morirá debido a su falta, pero tú habrás salvado tu vida. (Ezequiel 3, 19)

  • A las prostitutas les dan un regalo, pero tú, en cambio, dabas regalos a tus amantes; les pagabas para que vinieran de todas partes a envilecerse contigo. (Ezequiel 16, 33)

  • En cambio, si el justo se aparta de su justicia y se dedica a hacer el mal, ( ) si comete las mismas fechorías que cometía el malo, serán dadas al olvido todas las obras de justicia que practicó. Morirá a causa de la infidelidad de la que se hizo culpable y del pecado que cometió. (Ezequiel 18, 24)

  • Tarsis te surtía de todo: a cambio de plata, hierro, estaño y plomo recibía tus mercaderías. (Ezequiel 27, 12)

  • Yaván, Tubal y Mesac adquirían tus mercaderías a cambio de esclavos y objetos de bronce. (Ezequiel 27, 13)

  • Judá y la tierra de Israel te proporcionaba trigo de Minita, cera, aceite, perfume a cambio de tus mercaderías. (Ezequiel 27, 17)

  • Entonces Cheba, Dedán, los comerciantes de Tarsis y todos los demás te dirán: "¿Así que reuniste tu ejército para hacerte de un botín y recoger los despojos? ¿No quieres oro y plata a cambio de los numerosos rebaños y tesoros que has capturado?" (Ezequiel 38, 13)

  • Los pantanos y lagunas, en cambio, serán insalubres; quedarán como salinas. (Ezequiel 47, 11)

  • Entonces el rey cambió de actitud con respecto a ellos y se enfureció. Ordenó que se calentara el horno siete veces más de lo corriente. (Daniel 3, 19)

  • Hasta aquí la relación. Yo, Daniel, quedé con mis pensamientos muy turbados, se me cambió el color de la cara y guardé estas cosas en mi corazón. (Daniel 7, 28)

  • El rey también lo adoraba y todos los días iba a venerar al ídolo. En cambio, Daniel adoraba a su Dios (Daniel 14, 4)

  • En cambio, a espada morirán todos los pecadores de mi pueblo, que andan diciendo: «No depende de ti que se acerque la desgracia y caiga sobre nosotros.» (Amós 9, 10)


“Seria mais fácil a Terra existir sem o sol do que sem a santa Missa!” São Padre Pio de Pietrelcina