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Yavé se presentó a Balaam y puso una palabra en su boca, luego le dijo: "Regresa donde está Balac y transmítele esta palabra". (Números 23, 16)
Balaam volvió entonces donde aquél, que seguía de pie al lado de su holocausto con los jefes de Moab. Balac le preguntó a Balaam: "¿Qué dijo Yavé?" Y Balaam proclamó su poema: "¡Levántate Balac, escucha! ¡Pon atención, hijo de Sipor! (Números 23, 17)
Balac le dijo a Balaam: "¡Si no maldices, por lo menos no lo bendigas!" (Números 23, 25)
Pero Balaam le respondió a Balac: "Te lo advertí muy bien: lo que diga Yavé, eso haré". Balac le dijo a Balaam: "Ven, te llevaré a otra parte, y a lo mejor allí tu Dios estará de acuerdo en que me lo maldigas!" (Números 23, 26)
Balaam le dijo a Balac: "Haz siete altares en este lugar, y prepara siete novillos y siete chivos". (Números 23, 29)
Balac hizo como Balaam le había dicho y sacrificó un novillo y un chivo en cada altar. (Números 23, 30)
Se enojó Balac con Balaam; golpeó las manos, y le dijo: "¡Te hice venir para que maldijeras a mis enemigos, y tú, en cambio, los has bendecido tres veces! (Números 24, 10)
Balaam respondió a Balac: "Dije algo a los hombres que tú me mandaste; les dije: (Números 24, 12)
Aunque Balac me dé su casa llena de plata y de oro, no desobedeceré la orden de Yavé. Bien o mal, no haré nada por mi mismo, sino que diré lo que diga Yavé. (Números 24, 13)
Balaam se puso en camino para volver a su casa, y Balac se fue también por su camino. (Números 24, 25)
Balac, hijo de Sipor, rey de Moab, declaró la guerra a Israel y mandó a buscar a Balaam, hijo de Beor, para que les maldijera, (Josué 24, 9)
pero ya no quise escucharlo sino que por el contrario, los bendije a ustedes y los libré de manos de Balac. (Josué 24, 10)
