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  • Si el leproso es demasiado pobre para pagar todo eso, tomará un solo cordero como sacrificio de reparación, como ofrenda mecida para hacer reparación por él, y además como oblación una décima de flor de harina amasada con aceite, un cuartillo de aceite (Levítico 14, 21)

  • El sacerdote tomará el cordero del sacrificio por el delito y el cuartillo de aceite, y los mecerá como ofrenda ante Yavé. (Levítico 14, 24)

  • Luego derramará parte del aceite sobre la palma de su mano izquierda; (Levítico 14, 26)

  • con un dedo de su mano derecha hará ante Yavé siete aspersiones con el aceite que tiene en la palma de la mano izquierda; (Levítico 14, 27)

  • untará con el aceite que tiene en su mano el lóbulo de la oreja derecha del que se purifica, el pulgar de su mano derecha y el del pie derecho, en el lugar donde puso la sangre de la víctima por el delito. (Levítico 14, 28)

  • Derramará el resto del aceite que le quede en la mano sobre la cabeza del que se purifica, haciendo reparación por él ante Yavé. (Levítico 14, 29)

  • «Habla a toda la comunidad de los hijos de Israel y diles: Sean santos, porque yo, Yavé, Dios de ustedes, soy Santo. (Levítico 19, 2)

  • Yo mismo volveré mi rostro contra ese hombre y lo eliminaré de su pueblo. Pues al sacrificar su descendencia para Moloc, contaminó mi Santuario y profanó mi santo Nombre. (Levítico 20, 3)

  • Sean santos para mí, porque yo soy Santo, yo Yavé, que los he separado de los demás pueblos para que sean míos. (Levítico 20, 26)

  • Al sacerdote lo tendrás por santo, pues él ofrece el pan de tu Dios; será santo para ti porque yo soy Santo, yo Yavé, que les santifico a ustedes. (Levítico 21, 8)

  • No puede salir del Lugar Santo sin profanar el orden del Lugar Santo, porque el óleo que lo consagró a su Dios permanece sobre él como un diadema sobre su cabeza: ¡yo soy Yavé! (Levítico 21, 12)

  • No profanará a su posteridad en medio de su pueblo, porque yo soy Yavé, que a él lo hago santo.» (Levítico 21, 15)


“A sua função é tirar e transportar as pedras, e arrancar os espinhos. Jesus é quem semeia, planta, cultiva e rega. Mas seu trabalho também é obra de Jesus. Sem Ele você nada pode fazer.” São Padre Pio de Pietrelcina