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  • envuelta en la gloria de Dios. Resplandecía como piedra muy preciosa, con el color del jaspe cristalino. (Apocalipsis 21, 11)

  • Tenía una muralla grande y alta con doce puertas, y sobre las puertas doce ángeles y nombres grabados, que son los nombres de las doce tribus de los hijos de Israel. (Apocalipsis 21, 12)

  • La muralla de la ciudad descansa sobre doce bases en las que están escritos los nombres de los doce Apóstoles del Cordero. (Apocalipsis 21, 14)

  • El ángel que me hablaba tenía una caña de medir de oro, para medir la ciudad, las puertas y la muralla. (Apocalipsis 21, 15)

  • Midió después la muralla, y tenía ciento cuarenta y cuatro codos de altura. El ángel usaba las mismas medidas que nosotros. (Apocalipsis 21, 17)

  • No vi templo alguno en la ciudad, porque su templo es el Señor Dios, el Todopoderoso, y el Cordero. (Apocalipsis 21, 22)

  • La ciudad no necesita luz del sol ni de la luna, porque la gloria de Dios la ilumina y su lámpara es el Cordero. (Apocalipsis 21, 23)

  • A su luz caminarán las naciones, y los reyes de la tierra llevarán a ella sus riquezas. (Apocalipsis 21, 24)

  • No habrá que cerrar sus puertas al fin del día, ya que allí no habrá noche. (Apocalipsis 21, 25)

  • Traerán a ella las riquezas y el esplendor de las naciones. (Apocalipsis 21, 26)

  • Nada manchado entrará en ella, ni los que cometen maldad y mentira, sino solamente los inscritos en el libro de la vida del Cordero. (Apocalipsis 21, 27)

  • Después el ángel me mostró el río de agua de la vida, transparente como el cristal, que brotaba del trono de Dios y del Cordero. (Apocalipsis 22, 1)


“Se tanta atenção é dada aos bens desta Terra, quanto mais se deve dar aos do Céu? Faça, portanto, uma boa leitura espiritual, a santa meditação, o exame de consciência, e fará progresso na perfeição cristã e no amor de Jesus.” São Padre Pio de Pietrelcina