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  • Divisando una higuera cerca del camino, se acercó, pero no encontró más que hojas. Entonces dijo a la higuera: «¡Nunca jamás volverás a dar fruto!» Y al instante la higuera se secó. (Evangelio según San Mateo 21, 19)

  • Pedro empezó a decirle: «Aunque todos tropiecen, yo nunca dudaré de ti.» (Evangelio según San Mateo 26, 33)

  • La gente quedó asombrada, y todos glorificaban a Dios diciendo: «Nunca hemos visto nada parecido.» (Evangelio según San Marcos 2, 12)

  • El les dijo: «¿Nunca han leído ustedes lo que hizo David cuando sintió necesidad y hambre, y también su gente? (Evangelio según San Marcos 2, 25)

  • En cambio el que calumnie al Espíritu Santo, no tendrá jamás perdón, pues se queda con un pecado que nunca lo dejará.» (Evangelio según San Marcos 3, 29)

  • Porque los fariseos, al igual que el resto de los judíos, están aferrados a la tradición de sus mayores, y no comen nunca sin haberse lavado cuidadosamente las manos. (Evangelio según San Marcos 7, 3)

  • Entonces Jesús dijo a la higuera: «¡Que nadie coma fruto de ti nunca jamás!» Y sus discípulos lo oyeron. (Evangelio según San Marcos 11, 14)

  • Dijo entonces al viñador: «Mira, hace tres años que vengo a buscar higos a esta higuera, pero nunca encuentro nada. Córtala. ¿Para qué está consumiendo la tierra inútilmente?» (Evangelio según San Lucas 13, 7)

  • Pero él le contestó: «Hace tantos años que te sirvo sin haber desobedecido jamás ni una sola de tus órdenes, y a mí nunca me has dado un cabrito para hacer una fiesta con mis amigos. (Evangelio según San Lucas 15, 29)

  • El que cree en el Hijo vive de vida eterna, pero el que se niega a creer en el Hijo se queda con el Dios que condena: nunca conocerá la vida.» (Evangelio según San Juan 3, 36)

  • pero el que beba del agua que yo le daré nunca volverá a tener sed. El agua que yo le daré se convertirá en él en un chorro que salta hasta la vida eterna.» (Evangelio según San Juan 4, 14)

  • Y el Padre que me ha enviado también da testimonio de mí. Ustedes nunca han oído su voz ni visto su rostro; (Evangelio según San Juan 5, 37)


“Amemos ao próximo. Custa tão pouco querer bem ao outro.” São Padre Pio de Pietrelcina