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  • nuestra boca se llenaba de risa y nuestra lengua de gritos de alegría. Entonces entre los paganos se decía: "¡Qué grandes cosas no ha hecho el Señor por ellos!" (Salmos 126, 2)

  • No obedeceremos las órdenes del rey para apartarnos de nuestra religión, ni a la derecha ni a la izquierda.» (1 Macabeos 2, 22)

  • Sin embargo, se dijeron: «No podemos hacer como nuestros hermanos, sino que debemos luchar contra los paganos para defender nuestra vida y nuestras costumbres. De otra manera, pronto nos habrán exterminado.» (1 Macabeos 2, 40)

  • ¿Cómo podremos resistirles, si no acudes en nuestra ayuda?» (1 Macabeos 3, 53)

  • Es mejor morir en la lucha que vivir para mirar las desgracias de nuestra nación y del Lugar Santo. En todo hágase la voluntad del Cielo.» (1 Macabeos 3, 59)

  • Pero Judas les contestó: «Líbreme Dios de huir ante ellos. Si ha llegado nuestra hora, moriremos como valientes por nuestros hermanos, sin haber manchado nuestra gloria.» (1 Macabeos 9, 10)

  • «Desde la muerte de tu hermano Judas ya no hay nadie que pueda, como él, enfrentarse a nuestros enemigos, a Báquides y a todos los adversarios de nuestra nación. (1 Macabeos 9, 29)

  • Por eso, hoy te elegimos en su lugar para que seas nuestro jefe y dirijas nuestra guerra.» (1 Macabeos 9, 30)

  • «¿Serás tú el único que te resistes a nuestra autoridad, y por culpa tuya se burlarán de mí? ¿Por qué te opones a nuestra autoridad en tus cerros? (1 Macabeos 10, 70)

  • Por nuestra parte, en todas circunstancias y constantemente, en días señalados, nos acordamos de ustedes, tanto en los sacrificios que ofrecemos como en las oraciones, porque es justo y conveniente recordar a los hermanos. (1 Macabeos 12, 11)

  • Les hemos ordenado también que vayan a ustedes para saludarlos y entregarles de nuestra parte esta carta, con la que queremos renovar esta alianza. (1 Macabeos 12, 17)

  • Dirige nuestra guerra y obedeceremos tus órdenes.» (1 Macabeos 13, 9)


“Não desperdice suas energias em coisas que geram preocupação, perturbação e ansiedade. Uma coisa somente é necessária: elevar o espírito e amar a Deus.” São Padre Pio de Pietrelcina