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  • No te postrarás ante ellas ni les darás culto, pues yo, el Señor, tu Dios, soy un Dios celoso, que castigo las faltas de los padres en los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me odian, (Deuteronomio 5, 9)

  • Por eso Leví no tiene parte ni heredad entre sus hermanos: el Señor es su heredad, como el Señor mismo le dijo. (Deuteronomio 10, 9)

  • Allí os regocijaréis en presencia del Señor, vuestro Dios, vosotros, vuestros hijos e hijas, vuestros siervos y siervas y el levita que habita entre vosotros, ya que él no tiene parte ni herencia con vosotros. (Deuteronomio 12, 12)

  • Cada año apartarás la décima parte del producto de tus campos, (Deuteronomio 14, 22)

  • No olvides al levita que vive en tu ciudad, pues él no tiene parte ni herencia como tú. (Deuteronomio 14, 27)

  • Cada tres años separarás la décima parte de los productos de este tercer año y lo depositarás a las puertas de tu ciudad. (Deuteronomio 14, 28)

  • Allí vendrá el levita, que no tiene parte ni herencia como tú; el inmigrante, el huérfano y la viuda de tu ciudad, y comerán hasta saciarse. Así el Señor, tu Dios, te bendecirá en todas tus empresas. (Deuteronomio 14, 29)

  • Los sacerdotes levitas, toda la tribu de Leví, no tendrán parte ni heredad como los demás israelitas; vivirán de las carnes de los sacrificios y del patrimonio del Señor. (Deuteronomio 18, 1)

  • sus hijos, a partir de la tercera generación, podrán ser admitidos en la asamblea del Señor. (Deuteronomio 23, 9)

  • El año tercero, el año del diezmo, cuando hayas terminado de separar la décima parte de todos tus frutos y se los hayas dado al levita, al emigrante, a la viuda, al huérfano, para que puedan comer en tus ciudades todo lo que quieran, (Deuteronomio 26, 12)

  • porque se han ido a servir a dioses extranjeros y les han tributado culto; dioses desconocidos para ellos, que no formaban parte de su herencia. (Deuteronomio 29, 25)

  • La porción del Señor fue su pueblo; Jacob, la parte de su herencia. (Deuteronomio 32, 9)


“O passado não conta mais para o Senhor. O que conta é o presente e estar atento e pronto para reparar o que foi feito.” São Padre Pio de Pietrelcina