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Se quedará en esa ciudad hasta que haya comparecido en juicio ante la comunidad, hasta la muerte del sumo sacerdote que esté en funciones en aquellos días. Entonces el homicida podrá marchar y entrar en su ciudad y en su casa, en la ciudad de donde había huido". (Josué 20, 6)
Por eso juro a la casa de Elí que nunca podrá borrarse con sacrificios y ofrendas la culpa de la casa de Elí". (I Samuel 3, 14)
Y las gentes de Bet Semes decían: "¿Quién podrá resistir al Señor, este Dios santo? Y ¿adónde enviaremos el arca, lejos de nosotros?". (I Samuel 6, 20)
El rey dijo: "Esto no os importa a vosotros, hijos de Sarvia. Si el Señor le ha ordenado que me maldiga, nadie podrá pedirle cuentas". (II Samuel 16, 10)
Concédeme un corazón prudente para gobernar a tu pueblo y saber discernir entre lo bueno y lo malo. Porque ¿quién, si no, podrá gobernar a este tu pueblo tan grande?". (I Reyes 3, 9)
y el cadáver de Jezabel será como estiércol en el campo, en la heredad de Yezrael, de modo que ni siquiera se podrá decir: Ésta es Jezabel". (II Reyes 9, 37)
Esto dice el rey: Que Ezequías no os engañe, pues no podrá libraros de mi mano, (II Reyes 18, 29)
No escuchéis a Ezequías, pues esto dice el rey de Asiria: Haced la paz conmigo y entregaos a mí, y así podrá comer cada uno los frutos de su viña y de su higuera y beber el agua de su cisterna (II Reyes 18, 31)
¿Qué más podrá decirte David respecto de la gloria que has otorgado a tu siervo? Tú ya conoces a tu siervo, Señor. (I Crónicas 17, 18)
Así que no os dejéis engañar por Ezequías ni os dejéis seducir de esta manera. No le creáis, porque si ningún dios de nación o reino alguno pudo salvar a su pueblo de mi poder y del poder de mis padres, mucho menos podrá libraros a vosotros vuestro Dios". (II Crónicas 32, 15)
Senaquerib escribió esta carta, en la que desafiaba al Señor, Dios de Israel: "De la misma manera que los dioses de los pueblos de la tierra no pudieron librarlos de mi poder, tampoco el Dios de Ezequías podrá librar a su pueblo de mi poder". (II Crónicas 32, 17)
Os hacemos saber también que a ninguno de los sacerdotes, levitas, cantores, porteros, sirvientes del templo, en una palabra, a ninguno de los que prestan servicio en este templo de Dios, se le podrá imponer tributo, impuesto o derecho de paso. (Esdras 7, 24)
