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El que toque sus cadáveres quedará impuro hasta la tarde. El que levante el cadáver de uno de ellos tendrá que lavar sus vestidos, y quedará impuro hasta la tarde. Estos animales son impuros para ustedes. (Levítico 11, 28)
pero si en su lugar aparece un tumor blanco, o una mancha blanca y rojiza, entonces la persona tendrá que presentarse al sacerdote. (Levítico 13, 19)
el sacerdote, al comprobar que la tiña se ha extendido, ya no tendrá que buscar pelo amarillento; aquella persona es impura. (Levítico 13, 36)
El leproso que tiene llaga de lepra llevará los vestidos rasgados e irá despeinado; se cubrirá hasta el bigote y tendrá que gritar: «¡Impuro, impuro! » (Levítico 13, 45)
Si otra persona toca un objeto que ha estado debajo de él, quedará impura hasta la tarde; si lleva este objeto, tendrá que lavar sus vestidos y luego bañarse y será impura hasta la tarde. (Levítico 15, 10)
El sacerdote que ha sido puesto más alto que sus hermanos, sobre cuya cabeza se ha derramado el óleo de unción, y que ha sido consagrado para revestir las vestiduras, en ningún caso tendrá su cabellera suelta ni rasgará sus vestidos. (Levítico 21, 10)
«Di a los hijos de Israel: Cuando hayan entrado en el país que les voy a dar, la tierra tendrá su descanso el año séptimo en honor a Yavé. (Levítico 25, 2)
En cambio, el que venda una casa ubicada en una ciudad con murallas, tendrá un año para rescatarla a partir de su venta; su derecho de rescate no vale más que un tiempo. (Levítico 25, 29)
Así, puesta la mujer delante de Yavé, el sacerdote le descubrirá la cabeza y pondrá en sus manos la ofrenda para recordar la culpa, mientras que él mismo tendrá en sus manos el agua de amargura que trae la maldición. (Números 5, 18)
Si desprecia la palabra de Yavé y viola su mandamiento, tendrá que ser eliminado, llevando consigo el peso de su pecado. (Números 15, 31)
Este será un rito perpetuo. El que rocíe con el agua de purificación tendrá que lavar sus ropas, y el que haya sido tocado por esa agua quedará impuro hasta la tarde. (Números 19, 21)
él te bendecirá como te tiene prometido; prestarás a muchas naciones y de nadie pedirás prestado, dominarás sobre muchas naciones y ninguna tendrá dominio sobre ti. (Deuteronomio 15, 6)
