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  • Hacia la mitad de la semana de la fiesta, Jesús subió al Templo y se puso a enseñar. (Evangelio según San Juan 7, 14)

  • A su paso animaban a los discípulos y los invitaban a perseverar en la fe; les decían: "Es necesario que pasemos por muchas pruebas para entrar en el Reino de Dios.» (Hecho de los Apóstoles 14, 22)

  • Desembarcó en Cesarea. Subió a saludar a aquella Iglesia y después bajó a Antioquía. (Hecho de los Apóstoles 18, 22)

  • El primer día de la semana estábamos reunidos para la fracción del pan, y Pablo, que debía irse al día siguiente, comenzó a conversar con ellos. Pero su discurso se alargó hasta la medianoche. (Hecho de los Apóstoles 20, 7)

  • Allí encontramos algunos hermanos que nos invitaron a quedarnos una semana con ellos, y así es como llegamos a Roma. (Hecho de los Apóstoles 28, 14)

  • A los que de antemano conoció, también los predestinó a ser como su Hijo y semejantes a él, a fin de que sea el primogénito en medio de numerosos hermanos. (Carta a los Romanos 8, 29)

  • Miren cuántas partes tiene nuestro cuerpo, y es uno, aunque las varias partes no desempeñan la misma función. (Carta a los Romanos 12, 4)

  • Si nosotros hemos sembrado en ustedes riquezas espirituales, ¿será mucho que cosechemos entre ustedes algunas cosas de este mundo? (1º Carta a los Corintios 9, 11)

  • Y lo que tú siembras no es el cuerpo de la futura planta, sino un grano desnudo, ya sea de trigo o de cualquier otra semilla. (1º Carta a los Corintios 15, 37)

  • Dios le dará después un cuerpo según lo ha dispuesto, pues a cada semilla le da un cuerpo diferente. (1º Carta a los Corintios 15, 38)

  • Si Dios proporciona la semilla al que siembra y el pan que va a comer, les dará también a ustedes la semilla y la multiplicará, y hará crecer los brotes de sus virtudes. (2º Carta a los Corintios 9, 10)

  • Les ruego, hermanos, que me imiten a mí como yo me hice semejante a ustedes. Siempre me han tratado bien. (Carta a los Gálatas 4, 12)


“Que Jesus reine sempre soberano no seu coração e o faça cada vez mais digno de seus divinos dons.” São Padre Pio de Pietrelcina