Gefunden 97 Ergebnisse für: Piedad

  • Lo que dice es siempre muy juicioso, tiene el arte de transmitir la piedad. (Proverbios 31, 26)

  • Ningún hombre es dueño del soplo de vida, nadie puede disponer del día de su muerte. Es un combate sin piedad y no hay maldad que nos pueda salvar. (Eclesiastés (Qohelet) 8, 8)

  • los granizos de su cólera caerán sobre ellos eel océano se indignará con ello yy los ríos los inundarán sin piedad (Sabiduría 5, 22)

  • Lo guardó de sus enemigos y lo protegió de los que le tendían trampas. Le dio la victoria en un rudo combate para hacerle entender que la piedad es más poderosa que cualquier otra cosa. (Sabiduría 10, 12)

  • Pero, porque lo puedes todo, tienes piedad de todos y parece como que no hicieras caso de los pecados de los hombres para que así se arrepientan. (Sabiduría 11, 23)

  • el asesinato sin piedad de niñitos, los banquetes sanguinarios en que comían la carne humana con la sangre y las entrañas, mientras celebraban sus cultos secretos. (Sabiduría 12, 5)

  • Les pegará en los riñones a los que no tienen piedad y se vengará de las naciones. (Sirácides (Eclesiástico) 35, 20)

  • Ten piedad de nosotros, Señor, Dios de todas las cosas y míranos, y derrama tu temor en todas las naciones. (Sirácides (Eclesiástico) 36, 1)

  • ¡Ten piedad, Señor, de este pueblo que lleva tu nombre! ¡Piedad para Israel al que consideraste como tu primogénito! (Sirácides (Eclesiástico) 36, 11)

  • Había enderezado su corazón hacia el Señor y restauró la piedad en una época en que triunfaban los sin ley. (Sirácides (Eclesiástico) 49, 3)

  • Por eso el Señor no tendrá compasión de sus jóvenes, y tratará sin piedad a sus huérfanos y viudas. Todo este pueblo es hipocrita y perverso, y no tienen en la boca más que estupideces. Ni con eso se le ha pasado el enojo, y su mano sigue amenazante. (Isaías 9, 18)

  • Yavé está esperando el momento para perdonarlos; se levantará y tendrá piedad de ustedes, pues Yavé es un Dios justo y ¡felices los que en él esperan! (Isaías 30, 18)


“É doce o viver e o penar para trazer benefícios aos irmãos e para tantas almas que, vertiginosamente, desejam se justificar no mal, a despeito do Bem Supremo.” São Padre Pio de Pietrelcina