Gefunden 704 Ergebnisse für: Palabra salvadora

  • Algunos que se habían dispersado a raíz de la persecución cuando el asunto de Esteban, llegaron hasta Fenicia, Chipre y Antioquía, pero sólo predicaban la Palabra a los judíos. (Hecho de los Apóstoles 11, 19)

  • El día señalado, Herodes, vestido con el manto real, se sentó en la tribuna y les dirigió la palabra. (Hecho de los Apóstoles 12, 21)

  • Mientras tanto la Palabra de Dios crecía y se difundía. (Hecho de los Apóstoles 12, 24)

  • Llegados a Salamina, comenzaron a anunciar la Palabra de Dios en las sinagogas de los judíos. Juan les hacía de asistente. (Hecho de los Apóstoles 13, 5)

  • que estaba con el gobernador Sergio Paulo, el cual era un hombre muy abierto. Este hizo llamar a Bernabé y Saulo, pues deseaba escuchar la Palabra de Dios, (Hecho de los Apóstoles 13, 7)

  • Después de la lectura de la Ley y los Profetas, los jefes de la sinagoga les mandaron a decir: «Hermanos, si ustedes tienen alguna palabra de aliento para los presentes, hablen.» (Hecho de los Apóstoles 13, 15)

  • Entonces Pablo y Bernabé les hablaron con coraje: «Era necesario que la Palabra de Dios fuera anunciada a ustedes en primer lugar. Pues bien, si ustedes la rechazan y se condenan a sí mismos a no recibir la vida eterna, sepan que ahora nos dirigimos a los que no son judíos. (Hecho de los Apóstoles 13, 46)

  • Con esto la Palabra de Dios empezó a difundirse por toda la región. (Hecho de los Apóstoles 13, 49)

  • Predicaron la Palabra en Perge y bajaron después a Atalía. (Hecho de los Apóstoles 14, 25)

  • Cuando terminaron de hablar, Santiago tomó la palabra y dijo: «Hermanos, escúchenme: (Hecho de los Apóstoles 15, 13)

  • En cuanto a Pablo y Bernabé, se detuvieron en Antioquía, enseñando y anunciando con muchos otros la Palabra de Dios. (Hecho de los Apóstoles 15, 35)

  • Pero un día Pablo dijo a Bernabé: «Volvamos a visitar a los hermanos y veamos cómo están en cada una de las ciudades donde hemos anunciado la Palabra del Señor.» (Hecho de los Apóstoles 15, 36)


“Você deve ter sempre prudência e amor. A prudência tem olhos; o amor tem pernas. O amor, como tem pernas, gostaria de correr a Deus. Mas seu impulso de deslanchar na direção dEle é cego e, algumas vezes, pode tropeçar se não for guiado pela prudência, que tem olhos.” São Padre Pio de Pietrelcina