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  • El temor del Señor es el comienzo de la sabiduría; puso la sabiduría en el corazón de sus fieles desde antes de su nacimiento. (Sirácides (Eclesiástico) 1, 14)

  • El comienzo de la soberbia en el hombre es apartarse del Señor y no tomar más en cuenta a su Creador. (Sirácides (Eclesiástico) 10, 12)

  • El pecado es el comienzo del orgullo; al perseverar en el pecado se abren de par en par las puertas a la soberbia impía. Por eso el Señor envió a los pecadores siniestros castigos; al último los aniquiló. (Sirácides (Eclesiástico) 10, 13)

  • Reúne a todas las tribus de Jacob y entrégales como al comienzo su heredad. (Sirácides (Eclesiástico) 36, 10)

  • Demostrarán muy poca instrucción, no son expertos en derecho, y no figuran entre los que interpretan las máximas. Por cierto que valorizan todo lo que Dios creó en un comienzo, pero su oración no va más allá de las cosas de su oficio. (Sirácides (Eclesiástico) 38, 34)

  • Su mirada se extiende desde el comienzo al fin de los tiempos, y nada puede sorprenderle. (Sirácides (Eclesiástico) 39, 20)

  • De todo eso estaba convencido desde un comienzo. Pero lo medité y por eso escribí: (Sirácides (Eclesiástico) 39, 32)

  • Me volví a ella con toda mi alma, y la encontré a fuerza de purificación. Por lo demás, fue debido a ella que, desde el comienzo, fui amo de mi corazón: ahora no me abandonará jamás. (Sirácides (Eclesiástico) 51, 20)

  • ¿No lo sabían, o no habían oído hablar de eso? ¿No se lo enseñaron desde el comienzo para que entendieran cómo se fundó la tierra? (Isaías 40, 21)

  • Al comienzo del reinado de Joaquim, hijo de Josías, rey de Judá, (Jeremías 26, 1)

  • Palabra de Yavé al profeta Jeremías acerca de Elam, al comienzo del reinado de Sedecías, rey de Judá. (Jeremías 49, 34)

  • Era el comienzo del año vigésimo quinto de nuestro exilio; el diez del mes, catorce años después de la caída de la ciudad; ese día la mano de Yavé se posó sobre mí y me llevó. (Ezequiel 40, 1)


“Nas tentações, combata com coragem! Nas quedas, humilhe-se mas não desanime!” São Padre Pio de Pietrelcina